MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

domingo, 29 de octubre de 2017

Fray Marcos Rodríguez: SOLO UN MANDAMIENTO, AMAR. SOLO UN PECADO, IGNORAR AL OTRO


Fray Marcos Rodríguez
Mt 22, 34-40

La pregunta sobre el tributo al Cesar se la hicieron los fariseos y herodianos. A continuación, narra Mt otra pregunta de los saduceos sobre la resurrección de los muertos, en la que ellos no creían. Quieren ridiculizar la creencia en otra vida con el supuesto de siete hermanos que estuvieron casados con la misma mujer. Jesús desbarata sus argumentos. Por eso, a continuación, el texto de hoy dice: “Al oír que había hecho callar a los saduceos”, los fariseos vuelven a la carga: ¿Cuál es el primer mandamiento?

La pregunta no era tan sencilla como puede parecernos hoy. La mayoría de los juristas consideraba que todos los mandamientos tenían la misma importancia. Otros defendían que guardar el sábado era la primera obligación de todo israelita. También había quien defendía el amor al prójimo como el principal. A nadie se le había ocurrido que el principal mandamiento fueran dos. En Mt y en Mc, Jesús responde recitando la “shemá” (escucha), que todo israelita piadoso recitaba dos veces cada día (Dt 6, 4-9); pero en Mt Jesús añaden una referencia al (Lev 19,18) que prescribe amar al prójimo como a ti mismo.

La originalidad de Jesús está en unir los dos mandamientos. De hecho, lo único que hace es citar dos textos del AT. No se trata solo de una yuxtaposición o de una equiparación. Se trata de una identificación en toda regla, que además, prepara el terreno a Jn para poder decir con rotundidad: “un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13,34). Es el mandamiento nuevo, que convierte la Ley en vieja. Después de 20 siglos, seguimos sin aceptar la diferencia entre AT y NT.

El valor absoluto de cada persona es una propuesta exclusiva de Jesús. Hasta entonces el individuo no contaba más que como perteneciente e integrado en el grupo. Desde esa perspectiva, lo único que interesaba eran las manifes­taciones del amor, no el amor mismo. De ese modo, el precepto recaía sobre las manifestaciones. El amor que exige Jesús, no se puede alcanzar con el cumplimiento de un precepto. Ya no se trata de una ley, sino de una actitud. “Un amor que responde a su amor”. El amor que pide Jesús no se impone.

El concepto de “prójimo” es modificado por Jesús de manera sustancial. Para un judío, prójimo era el que pertenecía al pueblo y, a lo sumo, el prosélito. Jesús desbarata esa barrera y postula que todos somos exactamente iguales para Dios. El cristianismo no siempre ha sabido trasmitir esta idea de igualdad y hemos seguido creyendo que nosotros somos los elegidos y que Dios es nuestro Dios, como los judíos de todos los tiempos.

Jesús no propone un amar a Dios ni un amor a él mismo. Dios ni ama ni puede ser amado, es amor. La exigencia de Jesús no es con relación a Dios, sino con relación al hombre. Cuando seguimos proponiendo los mandamientos de la “Ley de Dios” como marco para la vida de la comunidad, es que no hemos entendido el mensaje de Jesús. S. Agustín lo entendió muy bien cuando dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Pero Pablo lo había dicho con la misma claridad: “Quien ama ha cumplido el resto de la Ley”. No se trata de una nueva ley, sino de hacer inútil toda ley, toda norma, todo precepto.

El “como a ti mismo” (también superado por Jesús: “como yo os he amado”) necesitaría un comentario más extenso. Únicamente diré, que el amor solo se puede dar entre iguales. Si considero superior o inferior al otro, mi relación con él nunca será de amor. Desde esta perspectiva, ¿a dónde se van todas nuestras “caridades”? Lo que nos pide Jesús es que quiera para los demás todo lo que estoy deseando para mí. ¡De verdad creo hacer caridad cuando doy al mendigo la ropa vieja que ya no voy a utilizar!

Una vez más tenemos que resaltar la imposibilidad de aceptar el mensaje de Jesús sin abandonar la idea de Dios el AT. Esta es la trampa en la que cayeron los primeros cristianos que eran todos judíos. Aquí está, también, la clave para entender tantas aparentes contradicciones en los evangelios. Lo que pide Jesús es más de lo que puede enseñar cualquier institución. La excesiva fidelidad a la institución nos impide alcanzar el mandamiento nuevo. Por eso Jesús criticó tan duramente las instituciones religiosas de su tiempo (Templo, Ley, culto); se habían convertido en un obstáculo para llegar al hombre.

El amor consiste en desarrollar la capacidad que tiene un ser de salir de sí, e ir al otro para enriquecerle y enriquecerse como persona. A Dios no se le puede amar directamente ni mucho ni poco, porque no le podemos conocer. Dios no es un sujeto con el que me pueda encontrar. No es nada distinto de mí o de la creación. No está en el cielo ni en ninguna otra parte. Amar a Dios no es hacer algo por Él, sino dejar que Él, que es amor, te encuentre. Demostraré que estoy abierto al Amor, que es Dios, si amo a los demás. Si dejo de amar a una sola persona, puedo estar seguro de que lo que me mueve no es el amor, sino el egoísmo, el instinto, la pasión, el interés o la simple programación.

No responde a necesidades de algún aspecto de mi ser. Acontece en la profundidad del ser, incluyendo todos sus aspectos. Es el único camino para un crecimiento armónico del ser, impidiendo que la parte material y biológica del mismo, se imponga y arrastre a la parte más noble, malográndolo sus posibilidades de ser humano. El superar el egoísmo no significa una renuncia a nada, sino un acopio de humanidad. No suprime ninguno de los aspectos de nuestra humanidad, sino que los colma y les da su verdadero sentido.

El amor no es algo que se pueda alcanzar directamente, sino una consecuencia del conocimiento. Los escolásticos decían: “no se puede amar nada, si antes no se conoce”. Pero debemos añadir, que no basta con conocer, debo conocerlo como bueno para mí. El conocimiento racional será siempre egoísta, porque solo puede apreciar lo que es bueno para mi parte sensitiva. Solo de un conocimiento vivencial puede nacer el verdadero amor. Si necesito motivos interesados para amar, no es amor. Si amamos para hacer un favor, tampoco funciona. Tengo que descubrir que soy yo el que me enriquezco al amar. Ese enriquecimiento se produce en mi verdadero ser, y eso no nos interesa demasiado.

El mayor peligro a la hora de comprender el amor es que lo confundimos con el deseo de que el otro me quiera. El deseo de que otro me ame es instintivo y no va más allá del interés egoísta. La mayoría de las veces, cuando decimos te amo, en realidad queremos decir: “quiero que me quieras”. Esto no tiene nada que ver con el mensaje de Jesús. Cuando oímos decir a una persona: no puedo vivir sin ti; en realidad, lo que está diciendo es: no te voy a dejar vivir, porque te voy exigir que vivas solo para mí.

Es ignorancia creer que podemos amar a Dios aunque no amemos al prójimo; o peor aún, que podemos amar a uno mucho y a otro poco o nada. El amor es uno solo porque es una actitud personal. El amor queda especificado en la persona que ama, no por la persona amada. Tiene que existir antes de manifestarse. Lo que llega a los demás, lo que se percibe al exterior, son solo las manifestaciones de ese amor. La actitud vital es única en cada persona, pero el amor tengo que manifestarlo de distinta manera, a cada uno.


Meditación

La buena noticia de Jesús, es que puedo identificarme con Dios.
El amor que Jesús nos pide es fruto de un descubrimiento,
que solo puedes hacer viajando hacia tu interior.
Más allá de lo razonable, tú puedes descubrir la Vida.
La VIDA de Dios está en ti y está en todas las cosas.

viernes, 27 de octubre de 2017

[AMERINDIA, Puebla: Concluye en Puebla el Encuentro Intergeneracional de Teología de la Liberación “La fuerza de los pequeños”


AMERINDIA
Puebla

Con una eucaristía en memoria de monseñor Óscar Romero, presidida por Juan Hernández Pico, concluyó el Encuentro Intergeneracional de Teología de la Liberación “La fuerza de los pequeños”, que reunió en Puebla, del 12 al 14 de octubre, a casi una cincuentena de teólogas y teólogos del continente.

Tradición teológica liberadora

El inicio de la última jornada estuvo marcado por la reflexión en torno a la tradición teológica liberadora, tema del panel en el que intervinieron Agenor Brighenti, de Brasil, Diego Irarrázaval, de Chile, Marta Zechmeister, de El Salvador, y Geraldina Céspedes, de Guatemala.

En un primer momento, Geraldina Céspedes se refirió a la teología de la liberación como una teología que toma en serio la contextualidad, la subjetividad y la alteridad, retomando, por una parte, “los puntos esenciales de esta manera de reflexionar el seguimiento de Jesús a partir del compromiso transformador asumido al interior de los distintos contextos históricos en que nos ha tocado vivir”, y, por otra parte, identificando “los puntos clave de la tradición teológica de la liberación y la forma en que se han ido desarrollando en momentos y contextos históricos distintos”.

En torno a las características de una teología plural en movimiento, Agenor Brighenti recordó que “la teología de la liberación alimentó la resistencia de la Iglesia de la Liberación, desde sus principios y particularmente en las últimas tres décadas, marcadas por una involución eclesial, con el reflujo de una postura de neocristiandad”. Concretamente, subrayó el carácter regional de la teología de la liberación, la praxis como mediación histórica, la teología de la liberación como inteligencia de una Iglesia liberadora, así como algunos componentes que configuran la teología de la liberación como una teología desde la óptica del sujeto social –el pobre–, situada en el lugar social de los pobres –la periferia–, y desde el reverso de la historia, sin dejar de referirse, a las periferias situadas en un mundo globalizado y plural.

Marta Zechmeister, por su parte, destacó el legado de los mártires de la liberación, es decir, “de los hombres y las mujeres que hicieron presente el misterio de la muerte y la resurrección de Jesús, poniéndose del lado de las víctimas”. Ante la realidad del pueblo crucificado –y su calvario–, con el que se identificaron los mártires, Zechmeister planteó la necesidad de apelar a “nuevos lenguajes que permitan recuperar la fuerza liberadora de la teología, con un nuevo vigor, a favor de los marginados”.

En la última intervención del panel, Diego Irarrázaval disertó sobre los cimientos y las causes de la teología de la liberación. “Estamos en medio de un cambio de época que trastoca, y a la vez abre horizontes”, propuso, señalando la necesidad de “regenerar el caminar eclesial y teologal” a través de una reflexión transversal. “Lo transversal implica –a mi parecer– reconocer el entrecruzamiento de preguntas primordiales y de labores en terrenos teológicos, es una categoría que reconoce al ‘otro’, y lo hace desde el reverso. En este encuentro en México se hace entre generaciones: hay distancias cronológicas y hay procesos diferentes, nos une el indagar y admirar el misterio cristiano con los ojos y esperanzas de gente pequeña”.

Además de estas sugestivas miradas e interpelaciones que tuvieron lugar durante el panel, el conversatorio intergeneracional que se desarrolló a continuación –tercero y último del encuentro– visibilizó tres perspectivas de cara a la dimensión teologal de los procesos sociales.

El teólogo jesuita Juan Hernández Pico, de El Salvador, analizó “el descarrilamiento de los procesos revolucionarios centroamericanos”, a partir de una experiencia personal y, sin embargo, de dimensiones estructurales –especialmente en torno a los procesos políticos y revolucionarios de Guatemala, El Salvador y Nicaragua– que lo ha llevado a “buscar y encontrar a Dios en medio del fracaso”.

La realidad de los pobres como sacramento

También la teóloga peruana Paola Polo se refirió a su experiencia personal –con sus implicaciones sociales– al acentuar “una teología de la vida y para la vida”, considerando “la realidad de los pobres como sacramento (…), desde la escucha atenta de las voces, pero sobre todo desde el diálogo cordial”. Se trata, por tanto, de “un diálogo desde lo humano”.

El teólogo español Juan José Tamayo fue el último que intervino en el conversatorio, sugiriendo la necesidad de ubicar el quehacer teológico desde los nuevos escenarios globales, caracterizados por la incidencia del capitalismo en su versión neoliberal, el colonialismo en su versión neocolonialista, el patriarcado como sistema de dominación estructural, el antropocentrismo, el fundamentalismo religioso, la democracia sometida al asedio del mercado, el racismo epistemológico, la heteronormatividad, el imperialismo y el armamentismo. “No se puede olvidar, sin embargo, el clamor de los migrantes, de los refugiados y de las fronteras, que nos piden pasar de la exclusión a la hospitalidad”, concluyó Tamayo.

Agenda

A partir de estos aportes y de las elaboraciones teológicas de los días precedentes –particularmente en los espacios de ‘minga’ o ‘tequio’ teológico– el último momento del encuentro se dedicó al discernimiento de una posible agenda para transitar, durante los próximos años, frente a los desafíos actuales que representa “hacer teología de la liberación desde las nuevas resistencias y esperanzas”.

Desde las múltiples iniciativas postuladas a nivel de producción, articulación-organización, y medios o canales de difusión, se confió al equipo organizador la tarea de concretar la propuesta de agenda que buscará dar continuidad al encuentro intergeneracional y apoyar los procesos de reforma eclesial del pontificado de Francisco.

Amerindia continuará comunicando los frutos de esta experiencia de construcción colectiva que desencadenará nuevos itinerarios intergeneracionales, para proyectar la teología de la liberación ante los actuales sujetos y escenarios socio-eclesiales, también con miras a la celebración de los 50 años de Medellín (II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano), en 2018.

Foto: Universidad Iberoamericana de Puebla.

jueves, 26 de octubre de 2017

Padre Pedro Pierre: Ay, familia: despertemos



Padre Pedro Pierre

Los distintos medios de comunicación nos están dando de la familia una imagen bastante catastrófica. De hecho, la realidad es bastante penosa. Dos parejas sobre tres se separan o divorcian. El promedio de abusos sexuales en niñas y niños es grande y, escandalosamente, proviene mayoritariamente de los mismos familiares. El acoso sexual es bastante generalizado por la deformación machista de los varones: un atraso cultural bastante vergonzoso.

El embarazo precoz proviene grandemente de la falta de diálogo en la familia y de una educación sexual seria en las escuelas y colegios. La venta de droga en la calle y de manera cercana a las instituciones educativas es obra de los mismos adultos del lugar, que se olvidan de que son padres de familia. Las telenovelas, las chismografías televisivas y los shows bailables se acercan a la pornografía más descarada. Un adulto sobre dos no encuentra trabajo asalariado, sino que sobrevive gracias a ventas informales… y la ociosidad es la madre de todos los vicios.

En esta situación desgarradora donde campea la irresponsabilidad, ¿cómo pueden crecer sana y responsablemente, nuestros niños y jóvenes? ¿Qué herencia dejamos a la generación que viene? Todos estamos envueltos en el problema: todos tenemos que involucrarnos en la solución para cambiar lo que sí podemos cambiar. Esta nueva manera de ser y convivir no la van a crear las leyes ni los jueces o policías, peor las manifestaciones callejeras con eslóganes hirientes y contenidos dudosos.

Nuestro entorno cambia por nuestra transformación personal, el respeto de cada persona, la decisión de las parejas, la responsabilidad de los padres, la coherencia de nuestras acciones con un ideal de vida que busca dignidad personal, ternura y amor en las relaciones familiares, fraternidad entre las personas, justicia y honestidad, participación política, economía equitativa. Es un cambio de vida y de sociedad que necesitamos todos que no podemos dejarlo ‘a la buena de Dios’, es decir, a la irresponsabilidad, porque Dios no hace las cosas sin nosotros y nosotras.

¿Por dónde comenzar? Hay que empezar ahora y por nosotros. En ese camino no hay perdedores. Convenzámonos primero que en nuestras casas y familias podemos vivir mucho mejor, porque este espacio es nuestro y allí decidimos cómo actuar. Luego es muy necesario amarnos, aceptarnos, valorarnos, reconocer que somos importantes y capaces de grandes cosas si cuidamos los detalles de nuestro vivir individual y convivir colectivo. En fin, pongámonos metas suficientemente altas y empeñémonos a batallar para alcanzarlas poco a poco… pero organizadamente. La organización es la fuerza de la vida y de la convivencia humana. Solo juntos podemos salir adelante.

Ecuador es lo que lo hacemos. Dejemos de echar la culpa a otros de ayer y de hoy. Pongámonos a construir juntos la sociedad que queremos en los distintos lugares donde nos desenvolvemos. Cada vez más personas lo dicen: “¡Pongámonos de pie, enfrentemos las dificultades y superémonos a nosotros mismos!”.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Leonardo Boff: La fuerza de los pequeños: la Teología de la Liberación


Leonardo Boff

Siempre que se celebra un Foro Social Mundial, tres días antes, se celebra también un Foro Mundial de la Teología de la Liberación. Participan más de dos mil personas de todos los Continentes (Corea del Sur, varios países de África, Estados Unidos, Europa y de toda América Latina) que practican ensus trabajos este tipo de teología. Ella implica tener siempreun pie en la realidad de la pobreza y de la miseria y otro pieen la reflexión teológica y pastoral. Sin este maridaje no existe Teología de la Liberación que merezca ese nombre.

Cada cierto tiempo hacemos nuestras evaluaciones. La primera pregunta es: ¿cómo está el Reino de Dios aquí ennuestra realidad contradictoria? ¿Dónde están las señales delReino en nuestro Continente, pero también en China, enÁfrica crucificada, especialmente en medio de los pequeños de nuestros países? Preguntar por el Reino no es preguntar cómo está la Iglesia, sino cómo va el sueño de Jesús, hecho de amor incondicional, de solidaridad, de compasión, de justicia social, de apertura a lo Sagrado y qué centralidad se da a los oprimidos. Estos y otros valores forman el contenido de lo que llamamos Reino de Dios, el mensaje central de Jesús. Elnombre es religioso pero su contenido es humanístico y universal. Él vino a enseñarnos a vivir esos valores y no simplemente a trasmitirnos doctrinas sobre ellos.

Igualmente, cuando se pregunta cómo va la Teología de la Liberación, la respuesta está contenida en esta pregunta:¿cómo están siendo tratados los pobres y los oprimidos, las mujeres, los desempleados, los pueblos originarios, los afrodescendientes y otros excluidos? ¿Cómo entran en lapráctica liberadora de los cristianos? Conviene subrayar quelo importante no es la Teología de la Liberación sino laliberación concreta de los oprimidos. Esta es una presencia del Reino y no la reflexión que se hace.

Del 12 al 14 de octubre unos 50 teólogos y teólogas de toda América Latina tuvimos un encuentro en Puebla (México). Fue organizado por Amerindia, una red de organizaciones yde personas comprometidas con los procesos de transformación y de liberación de nuestros pueblos. Estareunión, hecha en clave cristiana y crítica, analiza el momento histórico en que vivimos, con una perspectiva holística, enfatizando los contenidos místicos/proféticos y metodológicos de la Teología de la Liberación, hecha a partir de esa realidad.

Allí estaban algunos de los “padres fundadores” de este tipo de teología (a principios de la década de 1970), todos entre 75-80 años, que se encontraban con la nueva generación de jóvenes teólogos (indígenas entre ellos) y teólogas (algunas negras e indígenas). Con un sentido profundamente igualitario y fraterno, queríamos identificar nuevas sensibilidades, nuevos enfoques y maneras de procesar ese tipo de teología, qué dignidad atribuimos a los que no cuentan y son invisibilizados en nuestra sociedad de corteneoliberal y capitalista.

En vez de conferencias –hubo solo dos introductorias en laapertura– preferimos trabajar en mesas redondas, enpequeños grupos y hacer intercambios en conjunto. De esta forma todos podían participar en un enriquecimientofecundo. Había teólogos/as que trabajaban en medio de indígenas, otros en las periferias pobres de las ciudades, otros en la cuestión de género (como superar relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres) en toda una región, otros eran profesores e investigadores universitarios peroorgánicamente vinculados a los movimientos sociales. Todos venían de experiencias fuertes y hasta peligrosas, especialmente en América Central con los cárteles delnarcotráfico, las desapariciones, las “maras” (crimenorganizado de jóvenes violentos) y la violencia policial. Todos los trabajos fueron transmitidos por internet y había miles de seguidores en todo el Continente.

No se puede resumir la densidad reflexiva de tres días de trabajo intenso, pero quedó claro que hay distintas formas de entender la realidad (epistemologías), ya sea de los pueblos originarios, sea de los afrodescendientes, sea de hombres y mujeres marginados e integrados. Para todos era evidente que no se puede resolver el problema de los pobres sin la participación de los propios pobres. Ellos deben ser los sujetos y protagonistas de su liberación. Nosotros estamos dispuestos a ser aliados y fuerza secundaria.

La Teología de la Liberación de los “viejos” y de los nuevos escomo una semilla que representa la “fuerza de los pequeños”, lema del encuentro. Esa semilla no murió. Seguirá viva mientras haya un único ser humano oprimido que grite por liberación.

Recordamos el poema de Pablo Neruda: “¿Cómo saben las raíces que deben subir a la luz y luego saludar al aire con tantas flores y colores?” Con Dostoievsky y con el Papa Francisco creemos también que fundamentalmente lo que salvará al mundo es la belleza, fruto del amor a la vida y a aquellos que injustamente menos vida tienen.

martes, 24 de octubre de 2017

José M. Castillo: La religión contra el Evangelio


José M. Castillo
Teólogo

RC.- Es curioso (y llama la atención) el hecho de que la palabra “religión” (thrêskeia), en su significado obvio de “servicio sagrado a Dios” no se menciona en el Nuevo Testamento. La palabra “religión” aparece en la carta de Santiago (1, 26-27), pero para decir que “religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción”. Como se ha dicho muy bien, el cristianismo, fundamentalmente, no exige un comportamiento cultual especial (W. Radl: Dic. Exeg. NT, vol. I, 1898). Por lo tanto, para el NT, la “religión” como culto sagrado, liturgia, ritual o conjunto de observancias o dogmas, no existe ni tiene presencia o razón de ser. Es un asunto del que no se habla. Ni se menciona una sola vez en todo el NT.

Pero no es esto lo más fuerte. Lo más grave y más decisivo, en este asunto tan fundamental, es que, si leemos y analizamos los evangelios con detención y atención, lo que en ellos encontramos es algo que, no sólo nos sorprende, sino que sobre todo nos desconcierta. Se trata del desconcierto, que nos produce, el hecho de que el conjunto de relatos sobre la vida y enseñanza de Jesús, que nos transmiten los evangelios, deja patente que la religión, como conjunto de leyes y rituales, templos, altares y sacerdotes, no soporta al Evangelio y, por eso mismo, es incompatible con el Evangelio.

Si algo hay claro – y repetido tantas veces en los evangelios – es que los “hombres de la religión” no aguantaron el Evangelio de Jesús. Y no lo aguantaron porque los hombres de la religión vieron, en el Evangelio de Jesús, un peligro, una amenaza de vida o muerte. Como quedó patente en el Consejo Supremo (Sanedrín) cuando los dirigentes religiosos vieron que el proyecto de Jesús se centra en la defensa de la vida, como se vio evidente cuando Jesús le devolvió la vida a Lázaro (no es que lo “resucitó” para la “otra vida”, sino que le hizo recuperar “esta vida”). Mientras que el proyecto de los hombres de la religión es defender y mantener su templo, sus ritos y normas, sus dignidades y privilegios, sus poderes sobre el pueblo (Jn 11, 47-53).

Esto explica por qué Jesús antepuso siempre la curación de enfermos, la cercanía a los pobres, a los pequeños, a los pecadores y a toda clase de personas despreciadas y rechazadas por los dirigentes religiosos. Todo esto es lo que privilegió Jesús incluso quebrantando las normas de la religión, enfrentándose a sus sacerdotes y actuando con violencia contra quienes utilizaban el templo como negocio, hasta convertirlo en una “cueva de bandidos”.

Como es lógico, esta secuencia prolongada de enfrentamientos acabó como era previsible e inevitable, en aquella sociedad: la religión mató a Jesús. ¿Se puede decir más claro que la religión es incompatible con el Evangelio?

Pero, si esto es así, ¿cómo se explica que, en este momento y durante tantos siglos, la religión haya estado y esté más presente que el Evangelio en la Iglesia y en la sociedad?

La respuesta se comprende en seguida: la religión da poder, importancia, fama, en tanto que el Evangelio se vive desde la debilidad, lo marginal y lo excluido. Por eso la religión te hace vivir en la seguridad, mientras que el Evangelio (vivido de verdad) te obliga a vivir en la inseguridad. Todo esto se fue haciendo vida en la Iglesia. Y por eso, en ella, se fue debilitando el Evangelio y se fue potenciando la religión. Ya en el s. III, el “clero” se separó y se sobrepuso a los “laicos”. Y en el s. IV, con la “presunta” conversión de Constantino, la Iglesia recibió privilegios. Y a partir de Teodosio, en el 381, además de privilegios, también dinero. Los ricos comenzaron a entrar en la Iglesia en cantidades siempre crecientes, a menudo para cumplir con funciones de liderazgo en calidad de obispos y de escritores cristianos (“Padres de la Iglesia” y Teólogos). La Iglesia se organizó y se gestionó a partir de ricos y poderosos (Peter Brown, “Por el ojo de una aguja”, pg. 1034).

Así, Europa quedó marcada por la “religión cristiana”, pero muy alejada del “Evangelio de Jesús”.

Por más extraño que parezca, ahora mismo estamos viviendo una oportunidad inesperada. La religión se difumina y se hunde. Es verdad que hay casos en los que la “política”, el “nacionalismo”, la “riqueza” pretenden suplir el vacío que deja la ausencia de religión (cf. Juan A. Estrada). Pero es más fuerte y determinante el anhelo, el deseo de recuperar los valores que aporta el Evangelio: que haya vida, humanidad, felicidad para todos. Ni la política, ni la tecnología, ni la religión responden a este anhelo mundial, a este grito de la tierra, que cada día se hace más fuerte y más insistente. Es la voz del papa Francisco, el gran líder mundial que ha surgido inesperadamente, tanto más patente cuanto más odiado por tantos clérigos (y sus monaguillos), que, lo mismo que los fariseos antiguos, no soportan el Evangelio. A ellos, les va muy bien con la religión.

lunes, 23 de octubre de 2017

Fray Marcos Rodríguez: SI NO SIRVO AL HOMBRE CONCRETO, NO SIRVO DE NADA


Fray Marcos Rodríguez
Mt 22, 15-21

Los jefes religiosos comprendieron que las tres parábolas polémicas se referían a ellos; por eso contraatacan con tres preguntas capciosas que intentan tenderle una trampa para tener de qué acusarlo. La primera es la del tributo al César que acabamos de leer. La segunda es sobre la resurrección de los muertos. La tercera, cuál es el primer mandamiento, que leeremos el domingo que viene.

Merece atención el texto del segundo Isaías que hemos leído. Es muy interesante, porque es la primera vez que la Biblia habla de un único Dios. Estamos a mediados del s. VI a.C., y hasta ese momento, Israel tenía su Dios, pero no ponía en cuestión que otros pueblos tuvieran sus propios dioses. Esto no lo hemos tenido nunca claro. El creer en un Dios único es un salto cualitativo increíble en el proceso de maduración de la revelación.

El evangelio de hoy no es sencillo. Con la frasecita de marras, Jesús contesta a lo que no le habían preguntado. No se mete en política, pero apunta a una actitud vital que supera la disyuntiva que le proponen. Una nefasta interpretación de la frase de Jesús la convirtió en un argumento para apoyar el maniqueísmo en nombre del evangelio. Seguimos entendiendo la frase como una oposición entre lo religioso y lo profano; hoy entre la Iglesia y el Estado. Se trata de una falta absoluta de perspectiva histórica.

Moisés utilizó a Dios para agrupar a varias tribus en un solo pueblo. Fue siempre una teocracia en toda regla. Cuando se instauró la monarquía por influencia de las naciones próximas, al rey se le consideró como un representante de Dios (hijo de Dios), sin ningún poder al margen del conferido por la divinidad. Al proponer la pregunta, los fariseos no piensan en una confrontación entre el poder religioso y el poder civil, sino entre su Dios y el César divinizado. Fijaos que el texto dice: ¿De quién es la imagen y la inscripción?

El epígrafe decía: “Augusto Tiberio César, hijo del divino Augusto”. Y en el reverso: “Sumo Pontífice”. ¿Os suena? Lo que se cuestiona es, si un judío tiene que aceptar la soberanía del César o seguir teniendo a Dios como único soberano. Con su respuesta, Jesús no está proponiendo una separación del mundo civil y el religioso. En tiempo de Jesús tal cosa era impensable. No hay en el evangelio base alguna para convertir la religión en una especulación de salón o de sacristía sin ninguna influencia en la vida real.

Fariseos y herodianos, enemigos irreconciliables, se unen contra Jesús. Los fariseos eran contrarios a la ocupación, pero se habían acomodado. Los herodianos eran partidarios del poder de Roma. La pregunta era una trampa. Si decía que no, se ponía en contra de Roma. Los herodianos lo podían acusar de subversivo. Si decían sí, los fariseos podían acusarlo de contrario al judaísmo, porque se ponía en contra del sentir del pueblo.

El verbo que emplea Jesús, "apodídômi", no significa dar sino, devolver. El que emplean los fariseos (dídomi), sí significa “dar”. Una pista interesante para comprender la respuesta. Estaban contra el César, pero utilizaban su moneda y tiene derecho de exigir que se la devuelvan. Un verdadero judío, tenían que renunciar a utilizar el dinero de Roma. Les hace ver que ya han contestado, pues han aceptado la soberanía de Roma.

Al preguntar Jesús, está haciendo clara referencia al Génesis, donde se dice que el hombre fue creado a imagen de Dios. Si el hombre es imagen de Dios, hay que devolver a Dios lo que se le ha escamoteado: el hombre. La moneda, que representa al César, tiene un valor relativo, pero el hombre tiene un valor absoluto, porque representa a Dios. Jesús no pone al mismo nivel a Dios y al César, sino que toma partido por Dios. Esta idea es una de las claves de todo el mensaje de Jesús.

Tampoco se puede utilizar la frase para justificar el poder. Si algo está claro en el evangelio es que todo poder es nefasto, porque machaca al hombre. Se ha repetido hasta la saciedad, que todo poder viene de Dios. Pues bien, según el evangelio, ningún poder puede venir de Dios, ni el político ni le religioso. En toda organización humana, el que está más arriba está allí para servir a los demás, no para dominar.

Jesús dice que el César no es Dios, pero no hemos dudado en convertir a Dios en un César (he leído una homilía: “el único César que existe es Dios”). No es fácil asimilar que tampoco Dios es un César. No se trata de repartir dependencias, ni siquiera con ventaja para Dios. Dios no hace competencia a ningún poder terreno, sencillamente porque no tiene ningún poder. Esto, bien entendido, nos evitaría toda solución falsa del problema. El problema es una trampa. No existe una alternativa entre César y Dios.

Se ha predicado que había que estar más pendiente del César religioso que del César civil. Ningún ejercicio del poder es evangélico. No hay nada más contrario al mensaje de Jesús que el poder. Siempre que pretendemos defender los derechos de Dios, estamos defendiendo nuestros propios intereses. El que te diga que está defendiendo a Dios, en realidad lo está suplantando. Tampoco el estado tiene derecho alguno que defender. Los dirigentes civiles tienen que defender siempre los derechos de los ciudadanos.

No defendemos el anarquismo. A contrario, una sociedad, aunque sea de dos personas, tiene que estar ordenada y en relaciones mutuas de dependencia. En ella, una tiene mayor responsabilidad; pero todas las relaciones humanas deben surgir del servicio y la entrega a los demás, no del dominio. Ningún ser humano es más que otro ni está por encima del otro. “No llaméis a nadie padre, no llaméis a nadie jefe, no llaméis a nadie señor…”

Claro que tiene que haber un orden. Es ridículo concluir que Jesús está contra la autoridad. Pero si nos atenemos al evangelio, el primero será quien mejor sirva a los demás. El evangelio, no da pie a una “jerarquía” que significa literalmente: poder sagrado. La única autoridad que admite es el servicio. Jesús nunca mandó servir al superior. Lo que sí mandó, por activa y por pasiva, es que el superior sirva al inferior.

No existe una realidad sagrada y otra profana. En la expulsión de los vendedores del templo, Jesús está apostando por la no diferencia de lo sagrado y lo profano, para Dios todo es sagrado. Es descabellado hacer creer a la gente que tiene unas obligaciones para con Dios y otras con la sociedad civil. Dios se encuentra en todo lo terreno, pero en lo más hondo del ser. Si solo lo encontramos en la iglesia, hemos caído en la idolatría.

La única manera de entender todo el alcance del mensaje de hoy es superar la idea de un Dios fuera que arrastramos desde el neolítico. La creación no es más que la manifestación de lo divino. No hay nada que sea de Dios, porque nada hay fuera de Él. Somos imagen de Dios, pero no pintada o esculpida, sino reflejada. Para que Dios se refleje, tiene que estar ahí. No hay reflejo en un espejo si la cosa reflejada no está del otro lado.


Meditación

La diferencia no está entre una autoridad u otra
sino entre el egoísmo y el amor.
La tarea fundamental del ser humano es solo una:
reflejar con nitidez la imagen de Dios.
A medida que vaya desprendiéndome de mi falso yo,
irá apareciendo el verdadero amor.

jueves, 19 de octubre de 2017

Padre Pedro Pierre: Dos varones y un camino



Padre Pedro Pierre

Dos varones se disputan el corazón de los ecuatorianos, pero el camino es uno solo: el de la Revolución Ciudadana, porque así lo confirmamos en las últimas elecciones. Reconozcamos, primero, que las elecciones aportan siempre novedades y que el pasado jamás se repite. Se confirmó un camino, pero con una mayoría relativa, menos en la elección de los asambleístas. Así que debe seguir el proceso de la Revolución Ciudadana, con mejoras en su realización.

Es cierto que da pena el intercambio de descalificaciones entre el expresidente Correa y el nuevo presidente Moreno. Bien se les puede pedir más altura y sabiduría en sus críticas mutuas. Es normal que el expresidente Correa quiera defender la Revolución Ciudadana. En cuanto al método dialogal del presidente Moreno, ha encontrado aprobación significativa. Donde empieza la confusión y la sorpresa es que quienes estuvieron invitados a conversar fueron mayoritariamente sus opositores que quedaron muy contentos. Bien pocos movimientos y organizaciones populares fueron convidados a sentarse con el Presidente. La Confederación de las Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) participó en este diálogo y logró un segundo encuentro para notificar que unos puntos no habían encontrado satisfactorias respuestas. ¿Por qué motivos no hay más organizaciones y movimientos populares que exigen lo mismo?

En todo esto la referencia obligatoria es la Revolución Ciudadana con sus ejes principales y sus prioridades: es la piedra angular de las políticas a ejecutar por el Poder Ejecutivo. También allí es normal que se den matices nuevos según las necesidades de los tiempos actuales. Los asambleístas de Alianza PAIS y las organizaciones y movimientos afines a los proyectos de dicha Revolución Ciudadana tienen que estar vigilantes para que se cumplan las expectativas populares.

El nuevo Gobierno afirma que sus propuestas buscan responder a la realidad del momento, con el objetivo de satisfacer las grandes carencias, como son la pobreza, la falta de empleo, la corrupción, la producción agrícola, una minería todavía demasiado contaminadora, la desorganización popular, el consumismo exagerado, el control de los medios de comunicación comerciales… Pero las preguntas de la consulta popular no responden globalmente a estos desafíos: a ver qué va a decir sobre la misma la Corte Constitucional en los días venideros.

La realidad es que, después de cuatro meses, quedan muchas falencias e incógnitas por parte del Gobierno, lo que hace suponer que no se avanza según lo expresado en las urnas. Hay que estar no solo atentos y expectantes a lo que se nos viene, sino ser propositivos e insistentes para que se vaya apuntando a lo que verdaderamente necesitamos. Tampoco se trata solo de criticar y denunciar; se debe fortalecer y aumentar la organización popular para que críticas y propuestas puedan tener alguna escucha y acogida.

¡Ayúdate y el cielo te ayudará! ¡Organízate y el Gobierno te escuchará! Y te hará caso. No basta rezar y llorar, hace falta actuar organizada, consciente y valientemente.

martes, 17 de octubre de 2017

Blázquez: "Santa Teresa es una madre que merece ser escuchada en un mundo necesitado de la verdad"


J. B./Agencias

El cardenal de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, presidió este mediodía la misa de apertura del Año Jubilar Teresiano, celebrada en la abulense plaza del Mercado Chico ante unos 3.000 fieles. En su homilía, Blázquez recalcó cómo, "en un mundo necesitado de la verdad y del bien, de la sensatez y de la prudencia, nos viene al encuentro Santa Teresa como una madre que merece ser escuchada".

El Jubileo, que se inauguró la fecha en que se conmemora la festividad de Santa Teresa de Jesús, es el primero de la Historia, concedido por el Papa Francisco cada vez que el 15 de octubre caiga en domingo.

La misa ha estado concelebrada por unos ochenta sacerdotes entre los que, junto a Blázquez, se encontraban el nuncio apostólico del Papa en España, Renzo Fratini; el cardenal y arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares; el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes; y el obispo auxiliar de Toledo, Ángel Fernández Collado.

Junto a ellos se encontraban los obispos de Ávila y Plasencia (Cáceres), Jesús García Burillo y José Luis Retana, respectivamente, así como el obispo de Siauliu (Lituania), Eugenijus Bartulis, y el provincial de la Provincia Ibérica de la Orden del Carmelo, Miguel Márquez.


Blázquez ha señalado que "el año jubilar teresiano es una oportunidad para recordar la necesidad vital de la iniciación cristiana de niños y adolescentes en las familias y comunidades eclesiales. La iniciación cristiana sin continuidad quedaría como fruto en agraz y los iniciados sin vida en comunidad, estarían expuestos a la intemperie".

Al tiempo, el presidente de la CEE ha agradecido al papa Francisco la concesión del Año Jubilar Teresiano periódico, a la vez que ha invitado a leer los escritos de la doctora de la Iglesia y a "visitar Ávila que, en cada rincón, habla de ella".

Una vez concluida la misa, buena parte de los concelebrantes han participado en la multitudinaria procesión que ha recorrido las calles más céntricas de la capital abulense, que se encontraban atestadas de un público que aplaudía las imágenes de Santa Teresa y la Virgen de la Caridad a su paso.

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José Manuel Vidal: Periódico ultra brasileño ataca con mentiras y calumnias a Pedro Casaldáliga


José Manuel Vidal

Los grandes terratenientes y sus aliados políticos y mediáticos siempre tuvieron en la diana (incluso físicamente) a Don Pedro Casaldáliga, el obispo emérito de Sao Felix do Araguaia. A pesar de estar jubilado desde el año 2003 y sumido en una fragilidad continua por mor del parkinson, le siguen persiguiendo. El último ataque lo lanza el editor general del periódico 'A Gazeta do Vale do Araguaia', que acusa al prelado de origen español de todos los males que sufre la Prelatura y llega a calificarlo de "cáncer" de la región.

El pasado 29 de septiembre, Paulo Batista de Melo, editor del citado diario, publicó un artículo parcial, manipulado, distorsionado y totalmente falaz. Un ataque violento y lleno de odio contra Casaldáliga y todas las nobles causas que él representa, que son las causas de los indígenas y del campesinado. Es decir, las causas de los históricamente desposeídos de aquella región del Mato Grosso, a los que entregó su vida entera.

El editor comienza sus diatribas, acusando al prelado de obstaculizar la construcción de la carretera BR-158. "Desgraciadamente -dice- muchas piedras fueron colocadas en el camino por la interferencia maligna del obispo Dom Pedro Casaldáliga que, junto a cientos de campesinos interfirieron en las obras y en las peticiones efectuadas en aquella época".

Según cuenta Paulo Batista en su alegato, los empresarios perdieron la paciencia y algunos abandonaron sus proyectos en la zona, mientras otros llegaron a crear una "potente emisora de radio (Radiobrás) en Sao Felix do Araguaia, para combatir la insensatez de Casaldáliga".


Según el editor, además de oponerse a la carretera, el obispo también puso en pié de guerra a los indígenas, que se negaron a que pasase por sus tierras, lo que obligó a realizar un trazado que da un rodeo de unos 60 kilómetros.

Ni Dom Pedro se opuso a la construcción de la carretera ni levantó a los indios xavante contra ella, dado que ese episodio tuvo lugar el año 2013, con Casaldáliga ya emérito y con su salud ya deteriorada.

Pero el periodista de A Gazeta continúa con sus ataques, pasando al insulto personal directamente. Eso sí, escudándose en unos supuestos y no identificados "pioneros" de la región que, según él, "relatan que Dom Pedro Casaldáliga fue el cáncer del Valle del Araguaia".

La verdad es que, como todo el mundo sabe, el obispo-poeta no sólo colocó en el mapa mundial la Prelatura de Sao Felix, sino que con su lucha, defendió los derechos de los campesinos a un trabajo digno y no esclavo, al tiempo que defendía el derecho a la tierra de los indígenas.

Y todo ello, arriesgando literalmente su vida. De hecho, la policía militar asesinó al Padre Joao Bosco, uno de sus colaboradores de visita en la Prelatura, porque lo confundieron con Casaldáliga. Y le llovieron las amenazas de muerte por parte de los terratenientes y de sus aliados políticos.


Pero las acusaciones no se detienen ahí. En un burdo intento de descalificar a Casaldáliga, el periodista (siempre citando fuentes sin identificar) le acusa incluso de discriminar pastoralmente a los ricos. "Según los habitantes de Sao Felix, el obispo no celebraba el matrimonio ni recibía a las personas que tuviesen haciendas ni a sus familiares", dice el editor.

Cuando todo el mundo sabe que la casa de Dom Pedro siempre estuvo abierta para todos y que siempre defendió los derechos e los pobres, pero sin negar jamás los sacramentos a los terratenientes y a sus familiares. De hecho jamás negó los sacramentos a los terratenientes y a sus familiares, a no ser que fusen enemigos declarados y opresores contumaces del pueblo.

El periodista acusador se crece en sus diatribas y quiere llenarse de razón incluso con referencias intraeclesiales. Al hacerlo, deja más al descubierto la insensatez de sus calumnias. En efecto, para demostrar fehacientemente que Dom Pedro fue "el cáncer del Valle del Araguaia", el editor del periódico escribe que "hasta el propio Vaticano lo maldijo por los males que ocasionó a los propios campesinos, a los indios y a los habitantes del Valle del Araguaia".

Cuando todo el mundo sabe que Pablo VI le hizo obispo y confió plenamente en Dom Pedro, mientras Juan Pablo II le reconvino en su única visita al Vaticano, pero no pos su defensa de los pobres, de los campesinos y de los indios, sino por su negativa a salir de Sao Felix, para ir a Roma en visita ad limina. Y, por supuesto, el Papa Francisco le considera uno de los iconos de la Iglesia pobre que quiere edificar y hasta le pidió consejo para su encíclica 'Lautado si'.


Paulo Batista termina su artículo extrañándose de que, a pesar de todas sus acusaciones calumniosas, "todavía haya gente en las capitales que defienden a Dom Pedro". Y para rematar su alegato, descubre sus querencias ideológicas y eclesiásticas. "Quien cuenta la verdadera historia de Casaldáliga es el Instituto Plinio Correia de Oliveira, creador del TFP (Tradición, Familia y Propiedad)".

Plinio Correia (Sao Paulo, 1908 -1995) fue un político y periodista brasileño, fundador e ideólogo de 'Tradición, Familia y Propiedad', uno de los movimientos ultracatólicos más fundamentalistas. De hecho, en un primer momento se alineó con el arzobispo cismático, Marcel Lefébvre.

Después, se apartó de los lefebvrianos y optó por un movimiento ultracatólico tan rígido que incluía castigos corporales y humillaciones públicas y, según la CIA, "adiestramiento en el uso de armas y el combate cuerpo a cuerpo".

De hecho, el 18 de abril de 1985, la asamblea nacional de obispos del Brasil afirmó que, por "el carácter esotérico, el fanatismo religioso, el culto prestado a su jefe y progenitor", el TFP no gozaba de comunión con la Iglesia católica, al tiempo que exhortaba a la feligresía brasileña a no colaborar ni afiliarse a la organización.



Éstos son los compañeros de viaje del editor de 'A Gazeta' que trata de ensombrecer la imagen de la única figura de renombre mundial del Valle del Araguaia. Basándose en esta desacredita fuente ultracatólica y en otras fuentes siempre ocultas (probablemente inventadas), Paulo Batista sigue la vieja máxima del "calumnia que algo queda".

Auque, en este caso, por mucho que lo intente, el periodista no podrá manchar la historia vital ejemplar de uno de los profetas actuales de la Iglesia. A punto de cumplir los 90 años, Casaldáliga sigue siendo un icono para todos en Sao Felix do Araguaia y en el mundo.

Lúcido en su silencio, sigue viviendo en su casa de ladrillo y uralitas de siempre, y continúa alentando, junto a la comunidad de agustinos que lo cuida, la "caminhada" y la liberación de los oprimidos. Como hizo toda su vida. Queriendo a todos, pero optando preferencialmente por los más pobres y necesitados. Al estilo de Jesús de Nazaret. Por eso, como a él, algunos le siguen crucificando. 


sábado, 14 de octubre de 2017

Fray Marcos Rodríguez: TODOS INVITADOS, SOLO QUEDARÁ FUERA QUIEN SE NIEGUE A ENTRAR


Fray Marcos Rodríguez
Mt 22, 1-14

El domingo pasado el simbolismo se tomaba de la viña, hoy la imagen es el banquete. También es un relato polémico que acusa a los dirigentes judíos de haber rechazado la oferta de salvación que Dios les hace por medio de Jesús. Mt se dirige a una comunidad que tenía que superar el trauma de la separación de la religión judía, y el peligro de repetir los mismos errores. Insiste en el tema de la universalidad, que tantos quebraderos de cabeza produjo a las primeras comunidades. No es fácil renunciar a los privilegios.

El texto de Is es una joya. El profeta tiene que hablar a un pueblo que atraviesa la peor crisis de su historia. Lo hace con una visión de futuro muy lúcida. Creo que hoy el texto del AT supera al evangelio, en belleza formal y en mensaje teológico. Naturalmente que es un lenguaje simbólico. Habla de manjares enjundiosos y vinos generosos, de quitar el luto de todos los pueblos, de alejar el oprobio y enjugar las lágrimas de todos los rostros, de aniquilar la muerte para siempre. Bella oferta para el pueblo hundido en la miseria.

Se trata de una salvación total por parte de un Dios, en quien confía el profeta a pesar de las circunstancias adversas. El intento de Is es que todo el pueblo soporte la dura prueba, confiando en su Dios, en cuyas manos está su futuro. Lo verdaderamente importante del relato de Is; el chispazo apuntado que tenemos que descubrir, es éste: Dios salva a todos. Y digo apuntado, porque también allí se ponen condiciones: los que no son judíos, se ven obligados a venir a “este” monte (Jerusalén) para encontrar salvación.

En el AT, el banquete designa los tiempos mesiánicos. Para Jesús significa el Reino de Dios. Para los que pasan hambre diariamente, el banquete puede ser una ocasión única para quitar las penas. En concreto, el banquete de boda era la única ocasión que tenía el pueblo sencillo de celebrar una fiesta y olvidarse de la dura realidad de una vida cuyo primer objetivo era llenar el estómago. Naturalmente no se trata más que de una metáfora para indicar que Dios está dispuesto a saciar los anhelos del ser humano.

También hoy, Mt alegoriza el relato y lo completa con la segunda parte (ausencia del vestido de boda) que no está en Lc. Es el Padre el que invita a la boda de su Hijo. Los primeros invitados son los jefes religiosos judíos que se negaron a aceptar el mensaje de Jesús. El prender fuego a la ciudad hace una alusión clara a la destrucción de Jerusalén. Los nuevos invitados son todos los seres humanos, sin importar ni raza ni condición social y, lo que es más escandaloso, sin importar si son buenos o malos.

Podemos pensar que en el relato, leído literalmente, existe una distorsión del mensaje de Jesús. El Dios de Jesús no es un señor que monta en cólera y manda acabar con aquellos asesinos. Esto no tiene nada que ver con la idea que Jesús tiene de Dios, pero responde muy bien al Dios del AT que a su vez refleja la manera de ser del hombre, proyectada sobre Dios. Es una pena que sigamos insistiendo hoy en esa idea de Dios.

Tampoco el añadido del individuo que no llevaba traje de fiesta, tiene mucho que ver con el evangelio. Si salen a los cruces de los caminos para llamar a toda la gente que encuentren, ¿Qué sentido tiene que se le exija un vestido de boda? ¿Es que la gente va por los caminos vestidos de boda? Puede hacer referencia a la túnica blanca que se entregaba a los recién bautizados. Claro que la intención del evangelista es buena, pero se ha entendido literalmente y nos ha metido por callejones sin salida.

El texto quiere evitar malas interpretaciones de la pertenencia a la comunidad. Era muy fácil entrar a formar parte de la comunidad y aprovechar todas las ventajas sin vivir de acuerdo con el evangelio. Es fácil confesarse creyente, pero nada más difícil que entrar en la dinámica del evangelio. No basta pertenecer a una comunidad. Solo el que de verdad se revista de Cristo (Pablo) puede estar seguro de entrar en el Reino. Dios no toma represalias contra nadie. Solo se queda fuera el que se niega a entrar.

El mensaje de las lecturas de hoy tiene una acuciante actualidad. Dios llama a todos, hoy como ayer. La respuesta de cada uno puede ser un sí o un no. Esa respuesta es la que marca la diferencia entre unos y otros. Si preferimos las tierras o los negocios, quiere decir que es eso lo que de verdead nos interesa. El banquete es el mismo para todos, pero unos valoran más sus fincas y sus negocios y no les interesa. Todo el evangelio es una invitación; si no respondemos que sí con nuestra vida, estamos diciendo que no.

Cuando el texto dice que los primeros invitados no se lo merecían, tiene razón, pero existe el peligro de creer que los llamados en segunda convocatoria son los que lo merecían. El centro del mensaje del evangelio está en que invitan a todos: malos y buenos. Esto es lo que no terminamos de aceptar. Seguimos creyéndonos los elegidos, los privilegiados, los buenos con derecho a excluir: “fuera de la Iglesia no hay salvación”.

Como parábola, el punto de inflexión está en rechazar la oferta. Nadie rechaza un banquete. Ojo a los motivos de los primeros invitados para rechazar la oferta. La llamada a una vida en profundidad queda ofuscada, entonces y ahora, por el hedonismo superficial. El peligro está en tener oídos para los cantos de sirenas, y no para la invitación que viene de lo hondo de nuestro ser que nos invita a una plenitud humana. La clave está en descubrir lo que es bueno y separarlo de lo que es aparentemente bueno.

No puede haber banquete, no puede haber alegría, si alguno de los invitados tiene motivos para llorar. Solamente cuando hayan desaparecido las lágrimas de todos los rostros, podremos sentarnos a celebrar la gran fiesta. La realidad de nuestro mundo nos muestra muchas lágrimas y sufrimiento causados por nuestro egoísmo. Seguimos empeñados en el pequeño negocio de nuestra salvación individual, sin darnos cuenta de que una salvación que no incorpora la salvación del otro, no es cristiana ni humana.

Dios no nos puede dar ni prometer nada, porque ya nos lo ha dado todo. Nuestra propia existencia es ya el primer don. Ese regalo está demasiado envuelto, podemos pasar toda la vida sin descubrirlo. Esta es la cuestión que tenemos que dilucidar como cristianos. El problema de los creyentes es que presentamos un regalo excelente en una envoltura que da asco. No presentamos a la juventud un cristianismo que lleve a la felicidad humana, más allá de las trampas en las que hoy caen precisamente la mayoría de los jóvenes.

Efectivamente, es la mejor noticia: Dios me invita a su mesa. Pero el no invitar a mi propia mesa a los que pasan hambre, es la prueba de que no he aceptado su invitación. La invitación no aceptada se volverá contra mí. Sigue siendo una trampa el proyectar la fiesta, la alegría, la felicidad para el más allá. Nuestra obligación es hacer de la vida, aquí y ahora, una fiesta para todos. Si no es para todos, ¿quién puede alegrarse de verdad?


Meditación

He aceptado la invitación de Dios cuando invito a los demás.

Mientras haya una sola persona que no come,
el banquete del Reino estará incompleto.

Yo tengo que trabajar para que todos puedan disfrutar de la fiesta.

Soy yo el que tengo que eliminar todas las lágrimas
Yo tengo que desvelar la verdad para que llegue a todos.

jueves, 12 de octubre de 2017

Padre Pedro Pierre: Educación al humanismo solidario



Padre Pedro Pierre

Linda perspectiva para los centros escolares: “Educar al humanismo solidario”, ya que la educación escolar no es primero para ganar dinero ni solo para ser buenos profesionales, sino para hacer personas humanas hechas y derechas. Eso es la educación: ayudarnos para ser mujeres y varones dignos, es decir plenamente humanos. Esta es la propuesta del Vaticano para evitar reducir el crecimiento personal y el desarrollo humano a un progreso meramente económico.

Ya son 50 años que el papa Pablo 6° escribía una carta encíclica que dejó muchos frutos en nuestro mismo Ecuador: ‘El desarrollo de los pueblos’, concebido como “promoción integral y solidaria de todas las personas y de toda la persona”. En varias provincias han surgido organizaciones verdaderamente respetuosas de las personas y su dignidad, de los pueblos y su cultura, de la naturaleza y sus derechos. Otra manera de educarse es posible, que no solo cambia las personas y las organizaciones, sino las estructuras sociales, económicas, políticas, culturales y religiosas.

En lo social se aprende a vivir juntos, a organizarse, a preocuparse por el otro y por el bien común de todos los vecinos. Retrocede el individualismo del ‘¡sálvese quien pueda!’ y del egoísmo perverso ‘¡primero yo, segundo yo y tercero yo!’.

En lo económico se aprende que todos tenemos derechos a los bienes y riquezas de un país, porque estas provienen primero del trabajo humano. Todos tenemos derecho a satisfacer las necesidades básicas de nuestra familia. Eso se logra mediante el compartir equitativo: cada uno recibe según sus necesidades y no según la ambición de tener siempre más y más a costa de los demás.

En lo político se aprende a participar, a pensar, a tener voz y voto, a decidir sobre lo que cambia nuestro vivir y convivir. Se deja de ser ignorantes y borregos, o de esperar salvadores que terminan dejándonos y dejando el país más peor que nunca en manos de unos pocos ricachones.

En lo cultural se aprende que todos valemos, que todos tenemos sabiduría suficiente para vivir bien con los demás y la naturaleza. En este nuestro país multicultural y pluriétnico, ¡cuánto perdemos al pensar que unos cuantos, más blancos y descoloridos, valen más que los demás! Perdemos las riquezas de las culturas indígenas, negras y montuvias, como también las riquezas de la cultura urbana que construyen los jóvenes que asumen los valores de sus antepasados, enfrentan los retos del presente y construyen la nueva cultura que nos integra a todas y todos.

En lo religioso se aprende a valorar todas las religiones cuando se ponen al servicio del ‘desarrollo solidario’ y del bien común, porque el mejor culto a Dios es formar un pueblo fraterno y hermano de los demás pueblos.

Por todas partes la educación se está renovando. Entre las mejores alternativas, los principales actores son los mismos alumnos y el pénsum es la calidad de vida humana, social y planetaria. Lleguemos a ser poco a poco mujeres y varones éticamente renovados al servicio de la vida, la fraternidad y la justicia.