MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

domingo, 15 de mayo de 2016

Pentecostés 2016



Pablo Richard
San José, Costa Rica

 50 dias después de Pascua de Resurrección celebramos Pentecostés. los judíos 50 días después de su Pascua comenzaban el tiempo de la cosecha y la renovación de la Alianza del Pueblo de Dios con el Dios liberador del Exodo.­

En la fiesta de Pentecostés nos planteamos una pregunta fundamental.

Donde podemos encontrarnos con el Espíritu Santo.

La teología tradicional nos presenta al Espíritu Santo como una persona dentro del Dios trinitario. Dios es una naturaleza y tres personas. Debemos por lo tanto buscar al Espíritu Santo en Dios.

También presenta el Espíritu Santo dentro del sistema institucional de la Iglesia, en relación a los dogmas, los sacramentos, los ministerios jerárquicos. Debemos buscar por lo tanto al Espíritu Santo en el ámbito de la Iglesia institucional.

Esta búsqueda del Espíritu Santo es conforme a los dogmas tradicionales de nuestra fe, pero nos encierra en un mundo “trascendente” o un mundo “intraeclesial”, que nos impide encontrar al Espíritu de Dios mas allá en el mundo, en la historia humana y en la naturaleza.

Cito un texto del Teólogo José Comblin que pueda amplíar nuestro horizonte para discernir donde está el Espíritu Santo.

“Hace 25 años concebí un proyecto de teología del Espíritu Santo que estudiase un aspecto casi ignorado por la teología tradicional del Espíritu Santo que se dedica, en primer lugar, a las relaciones intra-trinitarias y, en segundo lugar, a la presencia del Espíritu Santo en el sistema institucional de la Iglesia. Se atribuye al Espíritu Santo la formulación de los dogmas, la acción de los sacramentos y los nombramientos de los diversos cargos dentro de la organización eclesiástica. En el decorrer de los últimos siglos se acentuó bastante la impresión de que el Espíritu Santo actúa solamente por medio de la jerarquía.”

“Mi intención es procurar sondear lo que hace el Espíritu Santo en el mundo. Se trata de saber qué está produciendo en la tierra y por dónde está actuando. No se trata sólo de la acción del Espíritu Santo por la Iglesia o por los cristianos, sino que por todos los que pertenecen al inmenso contingente del pueblo de Dios. Lo cierto es que el Espíritu está presente en el mundo entero, dirige su actuar de la misma manera en todos: cristianos y no cristianos son conducidos por el Espíritu.”

(José Comblin: “La Vida en búsqueda de la Libertad” (se puede encontrar el libro completo en internet )


Un camino para encontrar el Espíritu Santo la tenemos en los Hechos de los Apóstoles

“Cuando llega el día de Pentecostés estaban todos los Apóstoles reunidos” (Hechos capítulo 2, 1-21). Incluye también a las mujeres, María y la Madre de Jesús. El día de Pentecostés hubo “una impetuosa ráfaga de viento que llenó toda la casa y unas como lenguas de fuego que cayeron sobre cada uno de ellos y ellas”. Hoy podríamos decir que el Espíritu Santo vino como un huracán de viento y fuego.

Lo que sucedió el día de Pentecostés, se repite varias veces en los Hechos de los Apóstoles. Primero en la casa del centurión romano Cornelio: “el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban la Palabra. Pedro dice: acaso podemos negar el Bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que a nosotros” (Hch. 10, 44-48). Es ciertamente un nuevo Pentecostés, ahora sobre los paganos.

Otro Pentecostés lo vive la Iglesia de Antioquía, compuesta por judíos cristianos y griegos cristianos, lo que hizo posible la gran misión hacia occidente. En esa Iglesia de Profetas y Maestros, se repite Pentecostés: “El Espíritu Santo dice: sepárenme a Bernabé y Pablo para la tarea que he decidido encomendarles” (Hch.13, 1-3).

En los Hechos de la Apóstoles el Espíritu Santo también siempre aparece como un “rompe muros”. Cada vez que la misión encuentra obstáculos, es el Espíritu Santo que los rompe. Rompe los muros de Jerusalén para que la misión salga fuera de ella. Los Apóstoles están encerrados en Jerusalén, el Espiritu entonces elige a los 7 Helenistas que llevarán el Evangelio hasta Antioquía. El Espíritu rompe el muro de prejuicios que impedía a Pedro ir a la casa del centurión romano pagano. Posteriormente el Espíritu Santo rompe el muro que separaba Asia de Grecia. Lucha con Pablo que trata de quedarse en Asia. El Espíritu le impide ir al sur o al norte, para obligarlo ir hacia Grecia (Hch. 16, 6-10). Cuan Pablo está preso en Roma y trata de convertir a los principales judíos, y estos rechazan el Evangelio. Pablo les dijo una sola cosa: el Espíritu Santo tenía razón cuan habló a vuestros antepasados…sepan que esta salvación Dios lo ha sido ofrecida a los gentiles, ellos sí la aceptarán”. Así, antes de su muerte, el Espíritu Santo rompe el plan misionero de Pablo: ahora debe ir directamente a los gentiles, sin pasar primero por las sinagogas.