MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

"El terrorismo, que se alimenta del miedo, la desconfianza y la desesperación nace de la pobreza y la frustración"


Jesús Bastante

"Mungu abariki Kenya!. Que Dios bendiga Kenia". El Papa Francisco se atrevió a esbozar algunas palabras en swajili durante su primer discurso institucional en Kenia. Recibido con todos los honores por el presidente Uhuru Kenyatta, Bergoglio hizo un llamamiento a la construcción de una "sociedad de solidaridad, justicia y paz" no sólo para el país, sino para todo el continente, que lleve a "preocuparse verdaderamente por las necesidades de los pobres". Porque, advirtió, "la violencia, los conflictos y el terrorismo que se alimenta del miedo, la desconfianza y la desesperación nacen de la pobreza y la frustración".

Antes de sus palabras, vino la bienvenida por parte del presidente, quien resaltó su "emoción" por tener al Papa en el país. "Le damos la bienvenida a Kenia y África", resaltó Uhuru Kenyatta, quien reconoció los "desafíos y oportunidades" para un país azoado por la violencia pero con grandes posibilidades de progreso.

En su discurso, el Papa recalcó que "Kenia es una nación joven y vibrante, una sociedad de gran diversidad, que desempeña un papel significativo en la región", un ejemplo para otras sociedades que buscan "construir, sobre las bases sólidas del respeto mutuo, el diálogo y la cooperación, una sociedad multiétnica que sea verdaderamente armoniosa, justa e inclusiva".

Una nación joven, señaló el Papa, que "son la riqueza más valiosa de una nación. Protegerlos, invertir en ellos y tenderles una mano es la mejor manera que tenemos para garantizarles un futuro digno de la sabiduría y de los valores espirituales apreciados por sus mayores, valores que son el corazón y el alma de un pueblo".


Tras subrayar la "inmensa belleza" del país y su "abundancia de recursos naturales", Francisco denunció la "grave crisis ambiental que afronta nuestro mundo" y que "exige cada vez más una mayor sensibilidad por la relación entre los seres humanos y la naturaleza".

"Tenemos la responsabilidad de transmitir a las generaciones futuras la belleza de la naturaleza en su integridad, y la obligación de administrar adecuadamente los dones que hemos recibido", incidió el Papa, quien apuntó que "en un mundo que, en vez de proteger, sigue explotando nuestra casa común, estos valores deben inspirar los esfuerzos de los líderes nacionales para promover modelos responsables de desarrollo económico".

"No puede haber una renovación de nuestra relación con la naturaleza, sin una renovación de la humanidad misma", apuntó Francisco, quien añadió que "todos los hombres y mujeres de buena voluntad están llamados a trabajar por la reconciliación y la paz, el perdón y la sanación", para "la tarea de construir un orden democrático sólido, de fortalecer la cohesión y la integración, la tolerancia y el respeto por los demás, está orientada primordialmente a la búsqueda del bien común".


No quiso el Papa entrar demasiado en el fenómeno terrorista, pero sí indicó que "la violencia, los conflictos y el terrorismo que se alimenta del miedo, la desconfianza y la desesperación nacen de la pobreza y la frustración. En última instancia, la lucha contra estos enemigos de la paz y la prosperidad debe ser llevada a cabo por hombres y mujeres que creen en ella sin temor, y dan testimonio creíble de los grandes valores espirituales y políticos que inspiraron el nacimiento de la nación".

"Les animo a trabajar con integridad y transparencia por el bien común, y fomentar un espíritu de solidaridad en todos los ámbitos de la sociedad. Yo les exhorto, en particular, a preocuparse verdaderamente por las necesidades de los pobres, las aspiraciones de los jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales y humanos con que el Creador ha bendecido a su país", terminó el Papa, quien aseguró el "compromiso constante de la comunidad católica" en este fin.