MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

jueves, 27 de agosto de 2015

Mons. Leonidas Proaño y el papa Francisco


Pedro Pierre

El próximo 31 de agosto, los que nos identificamos con la Iglesia de los Pobres, vamos a celebrar el 27° aniversario de la pascua de monseñor Leonidas Proaño. En Guayaquil, será en la Casita de las Comunidades Eclesiales de Base, la Casa de la Utopía.

Es cierto que en su visita a Ecuador el papa Francisco no nombró a monseñor Proaño -el presidente Rafael Correa, sí-: ha de ser por discreción, ya que los puntos de semejanza entre los dos son bastante evidentes. Bien sabía el papa Francisco que venía a la patria de monseñor Proaño, bien conocía su título de ‘Obispo de los Indios’ y su papel profético al nivel de Ecuador y América Latina. Quienes hemos tenido la gracia de conocer a monseñor y beneficiarse de su amistad sabemos que los ejes centrales de los mensajes del papa Francisco están en la continuidad de los de monseñor Proaño.

En Bolivia, el papa Francisco, en una improvisación de su discurso, pidió perdón por los atropellos que la Iglesia causó a los indígenas. Unos pocos momentos antes de morir, monseñor Proaño afirmó: “Siento un enorme peso… Es el de la gran responsabilidad que tiene la Iglesia en la marginación secular de los indígenas”. Tal vez de esta manera el papa Francisco respondía a la carta que una niña indígena le entregó personalmente en la iglesia de san Francisco en donde los grandes ausentes fueron los indígenas -estos reclamaban por esta marginación.

En su visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay, los ejes principales de sus discursos van en dos direcciones complementarias. Por un lado, el Papa insistió en que la Iglesia “salga a la calle” y se preocupara por los más necesitados. En ese sentido, ¿hay en Ecuador algún ejemplo mayor al de monseñor Proaño? Por otro lado, el papa Francisco nos precisó claramente nuestro compromiso por “la opción por los pobres”. En sus reuniones latinoamericanas, nuestros obispos nos habían dicho que dicha opción consiste en “hacer nuestras las causas de los pobres, porque son las causas de Jesucristo”. En su discurso a las organizaciones populares internacionales reunidas en Bolivia, el papa Francisco declaró que ellos eran los que mayoritariamente estaban cambiando el actual sistema capitalista perverso e invitó a los cristianos a apoyar estas organizaciones populares. Como el primero, el Papa afirmó: “Yo los acompaño”. También fueron estos dos ejes las opciones de monseñor Proaño: una Iglesia pobre al servicio de los pobres mediante la construcción, con y desde ellos, del Reino de Dios.

Ahora que la Iglesia de los Pobres latinoamericana aparece, gracias al papa Francisco, como la protagonista de un cambio en la Iglesia y en la sociedad, la figura de monseñor Proaño luce más clara y ejemplar. En este nuevo aniversario, los cristianos estamos llamados por el papa Francisco y por monseñor Proaño a ser esta Iglesia de los Pobres que ellos han promovido y promueven, es decir, una Iglesia pobre al servicio del Reino con las organizaciones populares para construir un mundo más justo y fraterno.