MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

jueves, 30 de julio de 2015

Cuba o la dignidad latinoamericana

 
Pedro Pierre

¡Quien se arrodilló no fue Cuba, sino el imperio del Norte! Eso es la lección del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, después de más de 50 años de guerra no declarada. Pero, ¿por qué ahora que la mayoría de los países latinoamericanos busca su autonomía, la gestión de sus materias primas, la fortaleza de su identidad… el Gobierno de Estados Unidos busca un acuerdo con Cuba? Estados Unidos perdió la guerra ideológica, pero ahora quiere ganar una guerra diplomática.

Estados Unidos quiso que desapareciera de su patio trasero -como nos llama a nosotros, los países latinoamericanos- toda señal de socialismo. No quería que algún país sea capaz de demostrar que el socialismo era viable en América Latina. Por eso desató una guerra no declarada contra Cuba: comenzó con el bloqueo económico condenado 17 veces por la mayoría de los países en la ONU, fue la derrotada invasión de Bahía de Cochinos en tiempos de John F. Kennedy, luego fueron centenares de acciones terroristas hasta años recientes. Cuántos episodios de guerra biológica y planes desestabilizadores que continúan…

Para América Latina, Cuba representa la dignidad por no dejarse arrebatar su independencia, por optar por el socialismo, por prepararse intelectual, cultural y deportivamente al más alto nivel, por alcanzar la mejor organización de salud del planeta, por ser solidarios hasta dar la vida en los países en guerra de liberación, por regalar el Che Guevara a Angola y Bolivia, por decir Fidel la verdad a los cuatro vientos, por no dejarse contaminar por la ‘cultura del descarte’ que todo lo bota, por ser los cubanos orgullosos de sus poetas, sus artistas, sus músicos, sus trovadores, sus cultos del vudú… y sobre todo por ser incansables luchadores por la integración y autonomía latinoamericanas.

Ahora, la guerra es diplomática para que Cuba sea un país consumista, que compre la comida chatarra de McDonald’s, que tome ‘cacacola’ en todas sus comidas hasta en la mamadera de sus niños, que deje de pensar por su propia cuenta y aplaude la Fox y la CNN, que tenga gratis decenas de cadenas de TV basura, que se olvide de la autonomía económica, cultural, artística… en definitiva, que deje de ser Cuba… a fin de que fracasen la integración y la independencia de América Latina.

Ese es el gran desafío del pueblo cubano ahora. Tiene que saber que “los hijos de las tinieblas son más astutos que los de la luz” y que Caín quiere matar a su hermano Abel. Tienen los cubanos que seguir desarrollando su espiritualidad que anida en su identidad cultural, en sus poetas, sus músicos, sus bailes, sus cultos negros, su débil Iglesia de los Pobres, su alegría caribeña. Es el desafío también de toda América Latina: reconocerse en los logros cubanos y aportar ahora la solidaridad latinoamericana que necesita Cuba. Así los pueblos de América Latina y del Caribe no darán marcha atrás. “No se puede sepultar a un pueblo que busca la libertad”. “Para el pueblo lo que es del pueblo, porque el pueblo de lo ganó”.