MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

sábado, 13 de junio de 2015

Ojo papa Francisco, ¡no se meta!

 
Roberto Follari

La insensatez de la derecha ideológica latinoamericana alcanza ribetes patéticos, cuando se advierte cómo esa derecha es capaz de atacar de los modos más burdos y primarios a los actuales procesos populares en curso dentro de la región. Autoarrogándose una insólita investidura como para decidir lo que el Papa tiene que hacer, una política argentina que supo ser su amiga en otros tiempos, no tuvo mejor ocurrencia hace unos días que lanzarle la admonición: “Ojo, no se siga metiendo Ud. en la política argentina...”. Esto fue ligado a una paranoica versión según la cual el Papa interviene en ‘la interna’ del partido gobernante, imaginaria situación a la que ella responde con arrogancia y visible carencia de respeto. En realidad, lo que el Papa hizo es recibir a la jefa de Estado argentina en el Vaticano. No recibió a un candidato o candidata que compita en los próximos comicios argentinos, y la presidenta fue recibida como se recibió a Bachelet como máxima dignataria de Chile, o a Lula como exmandatario en Brasil.

“Ojo, Francisco”... la pretendida advertencia lanzada a la mayor figura mundial de la Iglesia católica muestra singular temeridad. ¿Qué autoridad tiene quien está en la política para hablarle al Papa en esos términos? Es evidente que la ceguera reaccionaria funciona como antídoto contra toda prudencia. Para oponerse, vale cualquier cosa. No hay límites. No hay pausa. No hay que detenerse ante nada. No hay investiduras ni figuras a las que sostener respeto. Hay que arriesgarse, incluso, al absurdo y la inanidad de la propia palabra.

Otra faceta llamativa es la falta de coherencia en estas pasmosas admoniciones antipapales. La misma opositora que desliza sus frases contra Francisco solía reunirse con él, cuando este era cardenal en Argentina. En aquel tiempo -parece-, juntarse con una persona dedicada a la política (que no era jefa de Estado ni mucho menos) le estaba permitido a un alto dignatario de la Iglesia. Pero claro, a las oposiciones políticas argentinas la postura que entonces tenía Bergoglio les convenía. Ahora ya no. Que la Iglesia intervenga en política todo lo que quiera, pero solo cuando es en favor de las oposiciones políticas a los procesos populares; en ningún otro caso puede hacerlo.

Todo un ejemplo para lo que podría esperarse en Ecuador para la próxima visita del Papa. Solo si la oposición puede aprovechar sus actos y sus dichos, es de esperar que sean tomados como buenos por políticos antigobierno y los medios de ¿información? hegemónicos.

Es que esas oposiciones cada día se superan en nuestro continente. Y si alguien lo dudara, puede consultar las declaraciones del argentino ‘sindicalista’ (de algún modo hay que denominarlo), cuyo nombre es Luis Barrionuevo, muy -y muy lamentablemente- conocido en su país. Acaba de declarar con soltura que él se llevaba mejor con los militares de la última dictadura criminal que hubo en Argentina, que con el actual gobierno democrático y popular. Este ‘dirigente’ opositor prefiere al gobierno ilegal que dejó miles y miles de desaparecidos, asesinados, presos, exilados, expulsados del trabajo y de los establecimientos educativos. Prefiere la dictadura que estableció a Argentina como un enorme campo de concentración. Así, el gremialista que organiza huelgas contra el actual gobierno, pero nunca las hizo contra la derecha empresarial, deja muy claro de qué lado está. Y define un precedente tan nítido como elocuente sobre comportamientos opositores, para vergüenza y aprendizaje de todo el subcontinente.