MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

sábado, 27 de junio de 2015

Cuidaremos nuestra casa común


Pedro Pierre

La carta encíclica sobre la ecología integral, que acaba de publicar el papa Francisco es como un grito apremiante a vivir de manera más digna, más responsable y, por lo mismo, más feliz. Según el Papa, hemos llegado a un grado de destrucción del planeta y de empobrecimiento de pueblos enteros tal que nos acercamos a nuestra propia destrucción si no decidimos cambiar radicalmente.

Se trata de un manifiesto ecológico y teológico de gran envergadura: “Invito a todos a ver el mundo con los ojos de Dios Creador: la Tierra es el ambiente que hay que custodiar y el jardín que hay que cultivar”. Con esta encíclica, el Papa quiere que todos nos involucremos en un nuevo modo de vivir.

Como siempre, el papa Francisco tiene palabras impactantes:

“La Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de inmundicias.

El estilo de vida actual es insostenible, solo puede terminar en una catástrofe.

Las predicciones catastróficas ya no pueden verse con desprecio e ironía.

Tenemos guerras o acuerdos donde lo que menos interesa a las partes es preservar el ambiente y cuidar a los débiles.

Los efectos más graves los sufre la gente pobre.

A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad.

Si no se cambia la tendencia, los fenómenos del cambio climático se harán irreversibles.

Mientras tanto, los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente.

Salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo”.

El Papa termina invitándonos a la conversión profunda y la acción inmediata. El punto de partida es “apostar por otro estilo de vida”. “Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo”. Tenemos que cambiar nuestros gestos y hábitos, desde la reducción en el consumo de agua a la separación de residuos o el “apagar las luces innecesarias”. “La sobriedad, que se vive con libertad y conciencia, es liberadora”. Todo esto abre la posibilidad de “ejercer una sana presión sobre quienes detentan el poder político, económico y social”. Las opciones de los consumidores logran “modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental y los patrones de producción”.

“Para el creyente, el mundo no se contempla desde afuera, sino desde adentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres… Nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos”. Concluye el papa con 2 oraciones: una interreligiosa “por nuestra Tierra” y otra cristiana “con la Creación”. “Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza… Más allá del Sol”.