MONS. GONZALO LOPEZ M.

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viernes, 24 de abril de 2015

Erwin Kräutler: "La sociedad brasileña será juzgada por la manera como trata a los más débiles y frágiles"


Luis Miguel Modino
Corresponsal de RD en Brasil

"Me tomo una vez más la libertad de describir el avance de la dura y conflictiva realidad de los pueblos indígenas en Brasil". Con estas palabras ha comenzado Don Erwin Kräutler, obispo de la prelatura del Xingú y presidente del CIMI (Consejo Indigenista Misionero, por sus siglas en portugués), su alocución a los participantes de la 53ª Asamblea General de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, por sus siglas en portugués).

Monseñor Kräutler pretende "no apenas relatar las omisiones, datos y números, sino tocar en el corazón de los pastores y de todos los hombres y mujeres de nuestra Iglesia". Partió de una frase que Rubens Ricupero, político y diplomático brasileño, dijo al hacer el análisis de la realidad en esta 53ª Asamblea General de la CNBB: "La sociedad brasileña será juzgada por la manera como trata a los más débiles y frágiles". Ante esta afirmación, el presidente del CIMI constata la necesidad de conocer de cerca quiénes son esos "débiles" y "frágiles" y cuáles son las causas de la situación de vulnerabilidad en la que viven.

Entre ellos están los moradores primigenios de este continente, "creados a imagen y semejanza de Dios" (cf. Gn 1,27), pero a quienes "se les niegan los derechos a la vida, a sus tierras ancestrales y a ser diferentes en sus costumbres y tradiciones, culturas y lenguas".

Él hace una lectura de la Bula del Papa Francisco "Misericordiae Vultus" a partir de la realidad de los pueblos indígenas: "Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo". (MV 15)

Don Erwin llega a afirmar que hoy en día "los 305 pueblos indígenas brasileños son tratados como extranjeros en su propio país y acusados de usurpadores de sus tierras tradicionales o de invasores de propiedades productivas". Los intereses de los terratenientes, financiadores de campañas políticas, que invaden y derriban las florestas, acaban con manantiales y explotan a los trabajadores, a veces hasta convertirles prácticamente en esclavos, tienen mayor repercusión política y social que el grito de los pueblos indígenas, con quienes no quiere ningún tipo de diálogo, para un gobierno que demarca, pero no homologa los territorios de los pueblos tradicionales.

A pesar de los golpes, el sueño de una Tierra Sin Males no se puede desvanecer. "Es el sueño de un mundo justo, fraterno, solidario, donde todos pueden vivir en harmonía con la creación de Dios y sus semejantes", resalta el obispo misionero. De hecho, la realización de este sueño viene de lejos, pues ya estaba presente en las discusiones de la 17ª Asamblea de la CNBB, en 1979, intentando traer para la realidad brasileña lo que había sido decidido en la Conferencia de Puebla.

La Constitución Brasileña de 1988, en su artículo 231, garantiza los derechos de los pueblos indígenas, pero la realidad en que éstos viven hoy en día es completamente diferente. En opinión de Erwin Kräutler, "el descaso y hasta escarnio del gobierno brasileño con los derechos constitucionales de los pueblos indígenas es aterrador".

Esta situación de persecución ha ido en aumento en los dos últimos años, lo que se ha traducido en propuestas de enmienda constitucional, por parte del poder legislativo, que eviten la demarcación de tierras indígenas, en sentencias del Supremo Tribunal Federal, máximo representante del poder judiciario, contrarias a los intereses de los pueblos tradicionales o en la reducción de funcionarios y presupuesto para la FUNAI (Fundación Nacional Indígena), por parte del poder ejecutivo. Todo ello fruto de un complot entre los tres poderes del estado y los grandes terratenientes que calumnian constantemente a los líderes indígenas y quienes les apoyan, pues lo que interesa es el "desarrollo económico" del país.


Don Erwin ha hecho memoria de sus informes a los obispos brasileños en los años en que ha sido presidente del CIMI y constata con amargura que la mayoría de las veces ha sido para constatar situaciones de atropello contra los pueblos indígenas. Sabe que ésta es la última ocasión en que hará este informe y por eso no puede dejar de decir: "agradezco de corazón las notas de la CNBB a lo largo de todos estos más de treinta años a favor de los derechos y de la dignidad de los pueblos indígenas. Gracias por tantos apretones de mano y abrazos que recibí en solidaridad con esa causa. El apoyo directo, el compromiso con el Evangelio de la Vida y la intransigente postura profética de la CNBB fueron y continúan siendo Buena Noticia para los pueblos indígenas. La Iglesia de Brasil nunca les abandonó ni les dejó solos".

Estas emocionantes palabras son el resumen de una vida entregada a una causa, el Reino de Dios, que Monseñor Kräutler intentó hacer realidad en medio de aquellos que el Señor le confió. Fue y continúa siendo perseguido, hasta el punto de vivir escoltado en los últimos nueve años, pero es imagen de esperanza para quienes creen que un mundo mejor es posible.