MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

jueves, 22 de enero de 2015

La alternativa del Bien Vivir


Pedro Pierre

El Bien Vivir se usa a todas las salsas, tanto en las Américas como en Europa. Eso demuestra, por una parte, que se acabó la salvación capitalista y, por otra, que la propuesta indígena toma fuerza por todas partes. La diferencia es que para unos se trata de una propuesta arreglada en escritorios y para otros es su vivencia secular. Quienes ofrecen tal propuesta de sociedad son los más marginados, humillados y despreciados. Esto nos demuestra que los pobres son el criterio de la verdad.

Uno de sus mejores exponentes es el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, intelectual aymara David Choquehuanca. Afirma que el Bien Vivir permite “recuperar la cultura de la vida y recuperar nuestra vida en completa armonía y respeto mutuo con la madre naturaleza, con la Pachamama, donde todo es vida, donde todos somos uywas, criados de la naturaleza y del cosmos”. Esta afirmación tiene dificultad a formar parte de nuestro pensamiento porque se nos ha programado para pensar que el ser humano es el dueño absoluto de la Creación, cuando no somos más que una ínfima y penúltima expresión del cosmos, que es vida en permanente creación y recreación.

El uruguayo Eduardo Gudynas, investigador de Claes (Centro Latinoamericano de Ecología Social), nos advierte que se trata de ver el mundo de otra manera y desarrollar sus principales ejes:

“Otra ética para reconocer y asignar valores”. Felizmente nuestra Constitución proclama los derechos de la naturaleza y varias organizaciones luchan para que sean respetados.

“Descolonización de saberes”. Somos un país plurinacional y pluricultural: hay que evaluar cuánto se ha avanzado en hacer realidad lo plasmado en la Constitución de Montecristi.

“Se deja atrás la racionalidad de manipulación e instrumentalización”. El poder es para servir y no para servirse de él para intereses personales. No se trata de solo de tener un gobierno del pueblo o un programa para la gente, sino que el pueblo y la gente sean el gobierno.

“Una vocación orientada al encuentro, diálogo o interacciones entre los diferentes saberes”. Ese es el gran reto de todo gobierno: no ser la voz de nadie sino permitir que cada uno pueda tener su propia voz mediante la escucha, la participación y el empoderamiento.

“Concepciones alternas de la naturaleza”. Nosotros somos parte de la naturaleza, no podemos sentirnos dueños de la naturaleza y hacer con ella lo que nos dé la gana.

“Comunidades ampliadas”. No se trata de ayudar al pueblo haciéndole regalos sino permitirle que se organice y tenga voz y voto en todas las instancias de gobierno: local, provincial y nacional.

“Un lugar para las vivencias y los afectos”. Los espacios de esparcimiento deben servir no solo para la diversión. Nadie puede pensar por nosotros y hacernos bailar al son de la última moda, sino facilitar la formación, la expresión y la creatividad.

Esta opción por hacer nuestras las causas de los pobres no es solo válida al nivel de la fe cristiana sino también y, sobre todo, al nivel de la práctica social. Fue la propuesta de un tal Jesús de Nazaret.