MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Adónde van los países árabes


Pedro Pierre

Vuelve Estados Unidos a intervenir en Irak bombardeando varios lugares del norte del país. Su declive mundial parece irreversible, menos su poderío militar. Apoyado por Europa, no deja su sueño de dominación mundial. Justifica sus intervenciones para “proteger sus intereses nacionales” y busca proteger el comercio de las materias primas que necesita.

Pero parece que la situación se le está escapando de las manos a Estados Unidos. Por una parte, apoyó a los grupos árabes extremistas para derrocar los gobiernos que consideraban desfavorables a sus intereses: Irak, Afganistán, Libia, Siria… y por otra no los logran controlar cuando estos grupos, que ahora llama terroristas, deciden formar un Estado independiente. Este nuevo Estado ocupa parte de Irak y Siria, y quiere acaparar parte del territorio del grupo étnico de los kurdos.

El mundo árabe está dividido, tanto en lo político como en lo religioso. En lo religioso se enfrentan dos tendencias: la una es muy tradicionalista o fundamentalista, liderada por los sunitas, como es el caso en Arabia Saudita y de los kurdos. La otra tendencia religiosa es más abierta: es la de los chiítas mayoritarios en Irán, Irak, Egipto, Siria, Líbano… En lo político está la alianza económica de Estados Unidos con Arabia Saudita, es decir, la línea más fundamentalista.

¿Adónde va a parar esta situación? Parece hacia una división según la orientación religiosa: por una parte, los sunitas fundamentalistas; por otra, los chiítas más abiertos; y por otra, los kurdos unificados por su identidad étnica. En cuanto a los cristianos, van a tener que salir de los países fundamentalistas para refugiarse en los países más abiertos. Por lo que es de Palestina, el Estado de Israel quiere que desaparezcan, según los objetivos de su ideología sionista racista.

La antigua colonización europea de esta región y las actuales intervenciones norteamericanas han exacerbado las oposiciones internas y se han vuelto un polvorín, habiéndose vendido armas a ambos lados. Es la aplicación de la vieja práctica de los dominadores: Dividir -y arruinar- para dominar.

Más que nunca hemos de pedir que todos los que se reclaman del mismo Dios de Abraham: judíos, cristianos, kurdos y musulmanes, logren poco a poco reconciliarse. Y que Estados Unidos y Europa respeten la soberanía de cada país. Hay mucho trabajo por delante, pero sabemos que muchos grupos, instituciones y comunidades religiosas trabajan ya en este sentido, tanto en estos países como fuera de ellos.