MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

miércoles, 18 de junio de 2014

Acoso futbolístico



Pedro Pierre

¿Pasa algo más que el Mundial 2014 en Ecuador? Uno lo podría dudar al ver la cantidad asombrosa de informaciones, imágenes, reportajes sobre los partidos de fútbol que se están desarrollando en Brasil.

Por una parte, las manifestaciones contra el derroche de dinero para la organización de esta Copa Mundial de Futbol nos hicieron descubrir una escandalosa realidad: $ 11.000 millones para habilitar y acceder a 12 estadios (en alguna parte leí 18.000 millones) y otros $ 9 millones para la ceremonia de apertura que duró 25 minutos. Por eso decían unas pancartas de manifestantes: “¡No estamos contra la Copa, pero sí contra la manera de organizarla!” - “¡Quiero Copa… pero también cocina, casa, empleo…!”

Los mismos obispos de Brasil, en una carta pública, les sacaron “una tarjeta roja a los organizadores del Mundial”. Critican a las autoridades por desalojar a personas pobres de las cercanías de los estadios, ignorar las leyes ambientales y entregar el deporte a las grandes corporaciones. El Mundial, afirman, no será un éxito “si algunas exigencias fundamentales no son cumplidas…: un juego limpio para una sociedad más justa y equitativa”. A su vez la Iglesia alemana, junto a los obispos y religiosos brasileños, han lanzado la campaña ‘El mejor gol: un juego limpio para una sociedad más justa y equitativa’. 

Por otro lado, el papa Francisco mandó un videomensaje a los aficionados del fútbol: “Mi esperanza es que, además de una fiesta del deporte, este Mundial se pueda transformar en una fiesta de la solidaridad entre los pueblos. Esto supone, sin embargo, que los partidos de fútbol sean considerados por lo que son esencialmente: un juego y, al mismo tiempo, una oportunidad para el diálogo, el entendimiento, de mutuo enriquecimiento humano… El fútbol puede y debe ser una escuela para la formación de una ‘cultura del encuentro’, que conduzca a la armonía y a la paz entre los pueblos… ¡Nadie gana solo, ni en el campo ni en la vida! ¡Que nadie quede aislado o se sienta excluido!... Para ganar, hay que superar el individualismo, el egoísmo…; si somos individualistas en la vida, ignorando a las personas que nos rodean, sale perjudicada toda la sociedad”.

Que esta Copa del Mundo sea para nosotros una parábola a imitar, tal como lo escribía san Pablo: “En cualquier competición los atletas se someten a una preparación muy rigurosa, y todo para lograr una corona que se marchita, mientras que la nuestra no se marchita. Así que no quiero correr sin preparación ni boxear dando golpes al aire”.