MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

martes, 31 de diciembre de 2013

Muerte asistida

 
Gustavo Pérez Ramírez
 
La Iglesia ha terminado por reconocer que el Sol no gira alrededor de la Tierra; acepta el evolucionismo que, por lo demás, fue un religioso el primero en formularlo, y considera erróneo el creacionismo que interpreta literariamente la Biblia, y así en muchas otras instancias.
 
A ello ha contribuido el profetismo tanto bíblico como sociológico. El profeta bíblico no era quien adivinaba el futuro, sino quien interpretaba la historia para servir de guía, abriendo horizontes. El profeta, en el sentido sociológico de Max Weber, es el que hace coincidir en su palabra y acción las exigencias de su pueblo. Dice lo que hay que decir, cuando hay que decirlo. para transformar la realidad en función del porvenir.
 
En nuestro tiempo puede ser que esté ejerciendo el profetismo en ambos sentidos un connotado teólogo octogenario suizo, Hans Küng, uno de los peritos oficiales del Concilio Vaticano II (1962-1965), cuya reflexión teológica crítica a partir de un sólido marco teórico ha dado grandes contribuciones al cristianismo.
 
Actualmente, enfermo de párkinson, y perdiendo progresivamente la visión y la movilidad, se plantea recurrir a la muerte asistida, como derecho a morir dignamente en una clínica suiza.
 
Desde luego que se ha suscitado una polémica. El prefecto de Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, le recuerda que Dios es el único dueño de nuestra vida, mientras Küng defiende la autonomía de la persona sobre su vida.
 
Tiene la solidaridad del teólogo vasco, Ortiz-Osés, autor de La eutanasia católica, quien sostiene que “Las manos de Dios no pueden/deben ser crueles, y la gracia de Dios no destruye lo natural sino que lo coadyuva”. Concluye que “debe llegar un día en el que nos pongamos de acuerdo para ofrecer una eutanasia cristiana y católica de carácter sacramental, el sacramento del éxitus o salida final de la inmanencia a la trascendencia, siempre in extremis”.
 
Küng le agradeció por su solidaridad y su reflexión, asegurándole que “los argumentos que usted aporta, en cuanto he podido mirarlos y constatarlos rápidamente, me iluminan mucho”.
 
Ortiz-Osés, a su vez le agradece a Küng “por su vida y su obra a la búsqueda de una razón medial y de un centro radical, luchando entre la verdad y la libertad”.
 
Es de anotar, finalmente, en busca de la verdad, que hasta en la hojita Luz del Domingo, que se reparte en las iglesias los domingos en Quito, se ha propuesto “Vivir la fe bajo los rasgos de la profecía”.