MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Prohibido prohibir

Pedro Pierre

Si no conocíamos al padre Miguel Ángel Cabodevilla, ahora lo conocemos gracias al intento de censura de su último libro: “La tragedia ocultada”, sobre la matanza contra pueblos ocultos de la Amazonía. Lección: “¡No hay mal que por bien no venga!”. Nos preguntamos por qué prohibir algo que no estaba a la venta y que recién se iba a presentar al público.
 
Son hechos que se ven en países imperialistas, en tiempos de dictaduras o, antes lastimosamente, en la Iglesia católica. En Ecuador, recién se ha publicado una ley actualizada de comunicación que es un progreso sobre lo que se tenía y hacía en particular en la prensa privatizada. Entonces, sorprende nacional e internacionalmente, tal actuación. ¿Qué pasó? ¿Será el título: La tragedia ocultada? ¿Se toca algo que no se quiere que se sepa? ¿Se quiere ocultar la realidad cuestionadora de los pueblos en aislamiento voluntario? ¿Hay intereses personales tras la explotación del petróleo del Yasuní?... Tal vez un poco de todo esto.
 
El padre Miguel Ángel Cabodevilla es parte de la congregación de los capuchinos, a cargo pastoral de la provincia de Orellana desde muchos años. Particular conocedor de la realidad de los pueblos originarios de la Amazonía, ha escrito varios libros y muchos artículos sobre esta temática. Por ejemplo, ¿hemos oído hablar de la civilización milenaria de los Omaguas sobre unos 1.000 kilómetros del río Amazonas y del sorprendente museo que ofrecen los padres capuchinos en la isla Pompeya del río Napo?
 
Amigo de monseñor Alejandro Labaka y de la hermana Inés Arango, el padre Miguel Ángel sabe lo que quiere decir alzar la voz contra la extinción de las nacionalidades y los pueblos amazónicos y dar la vida para que estos pueblos no terminen desapareciendo como si jamás hubieran existido… Ellos y otros son “la voz de los sin voz”, de los acallados, de los silenciados, de los injusticiados… para que logren ser escuchados y respetados.  
  
Gracias, Miguel Ángel, por tu voz, tus textos, tu tenacidad y tu valentía: “no se puede tapar el sol con un dedo”. Gracias por continuar el testimonio de Alejandro e Inés a favor de los pueblos en aislamiento voluntario. Muchos vamos a leer tu libro “La tragedia ocultada”, impreso o virtual. Pues, decía Jesús: “La verdad los hará libres”. Vamos a buscar continuar el camino abierto en esta Amazonía querida: libres para hablar, libres para escribir, libres para luchar, libres para ser solidarios cueste lo que cueste, siendo constructores indeclinables de un Ecuador multicultural y plurinacional.