MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

domingo, 21 de julio de 2013

Compartir los peligros en la lucha, por vivir en justicia y libertad, arriesgando en amor hasta la vida, es Solidaridad


HOMENAJE A NUESTROS SANTOS INÉS Y ALEJANDRO

Un año más recordamos la muerte y resurrección de nuestros hermanos Inés Arango y Alejandro Labaka, que dieron su vida por la vida de los pueblos ocultos. Aunque oficialmente la Iglesia aún no ha reconocido su sacrificio martirial, para nosotros son santos, porque “no hay mayor amor que dar la vida por los hermanos”. 

Hemos visto en ciertos sectores oficiales de la jerarquía una cierta tendencia a quererlos hacer santos de hornacina y velas, de piedad y veneración edulcorada; es una forma de quitarles lo que tuvieron sus vidas y sus muertes de testimonio y misión profética; no hay duda que algunos siempre intentarán “domesticar” a los muertos, quitándoles su fuerza de denuncia, inconformismo y su entrega hasta el final, sin medir las consecuencias.

Nada más alejado de la realidad, no hay duda que Alejandro e Inés  sonreirán con una parte de indulgencia, no exenta de cierta ironía e indignación ante dichos intentos. Son santos, sí, pero no de altares y de retablos, sino caminantes de la selva, santos de botas de caucho y lodo más que de coronas, santos de canoa y ranchera, de caminar con el pueblo, santos alanceados (crucificados como Cristo), no son santos, como algunos otros, que vivieran rodeados de  aclamaciones multitudinarias o de la gloria de este mundo. Es por ello que los sentimos más nuestros, más cercanos, más imagen de lo que quería el “Pobrecito de Asís” que fueran sus hijos e hijas.

Queremos recordar hoy una frase de Alejandro antes de partir a su último viaje que supuso su encuentro con el Padre, dijo: “Si no vamos nosotros, los matan a ellos”. Sabía de lo que hablaba y tenía claro que la vida de los Waorani, de los Tagaeri y Taromenane corría serio peligro por la irrupción de las compañías petroleras, de madereras y de tantas personas para quienes sus intereses están por encima de cualquier cosa, incluso de la vida humana.

Por eso, ahora que recordamos una vez más nos unimos a la marcha que hoy llega a Coca y quiere recordar a los auténticos Inés y Alejandro y, si queremos realmente hacerles un homenaje, debe ser siguiendo su lucha, comprometiéndonos  a asegurar un futuro de vida para los pueblos ocultos, Tagaeri/Taromenane, junto con sus hermanos Waorani. Hoy día su supervivencia está tan amenazada o más que en los días en los que Alejandro e Inés ofrendaron su vida por ellos.

Ahora el tema de los pueblos ocultos ya no pasa desapercibido, se destinan recursos, medios y planes para prevenir las masacres contra los Taromenane y, sin embargo, las muertes se siguen produciendo. Si hay ideas, planes, proyectos, instituciones o personas que se quieren hacer dueños de los Wao o de los pueblos ocultos, si hay todo eso… ¿Qué es lo que falta? ¿Por qué no se logra asegurar una vida en paz en su aislamiento para los pueblos ocultos?

Lo que falta es el espíritu, el alma que es el AMOR (con mayúsculas) que pusieron Alejandro e Inés hasta dar su vida, queremos ser expertos, pero nos falta la entrega y el sacrificio que ellos pusieron como ejemplo. Recojamos sus botas, su espíritu y sus ideas, para asegurar la vida vida de los pueblos ocultos y que este sea nuestro mejor homenaje para Inés y Alejandro.