MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

viernes, 7 de junio de 2013

Vivir de otra manera

Pedro Pierre


Conocemos la canción que dice: “El mundo está cambiando y cambiará más”… Revisemos si vivimos según nos lo exige nuestra época.

Al nivel personal, ¿hemos logrado ser personas más libres, es decir, más dignas: más libres de la publicidad y de la televisión, más libres de las modas pasajeras, más libres de la comida chatarra, más libres de las pastillas químicas, más libres del deporte ‘opio del pueblo’ por adormecernos, más libres del ‘consumismo que nos consume’…? Más libres para ser más solidarios, porque no  hay libertad donde no hay solidaridad.

Al nivel colectivo, ¿hemos logrado construir juntos más dignidad, más fraternidad, más justicia? O, ¿nos hemos quedado individualistas como siempre, pesimistas empedernidos, pasivos como el oso dormilón, amargados de todo y de nada? Porque no hay crecimiento personal sin decisión, sin acción, sin crecimiento colectivo. ¿Es para nosotros el poder popular una palabra vacía o la satisfacción de una lucha mancomunada para vivir juntos? Pan, sí, pero en comunidad. Techo, sí, pero en comunidad. Empleo, sí, pero en comunidad… a fin de dar la vuelta -es el sentido de la palabra ‘revolución’- al programa neoliberal todavía demasiado presente entre nosotros.

Al nivel del país, ¿cómo estamos construyendo desde nuestra casa y nuestras relaciones de vecindad la revolución ciudadana del Bien Vivir? ¿Desgastamos menos plástico para combatir el necro-combustible que nutre los carros, pero nos olvidamos de satisfacer el hambre de las personas? ¿Reciclamos y hacemos abono natural con la gran cantidad de basura orgánica que desechamos a fin de combatir el desastre de la minería a gran escala, tanto petrolera como metálica? ¿Nos hemos solidarizado con Venezuela que la derecha nacional -aquí y allá- e internacional quiere ahogar por ser una República Bolivariana y Socialista?

Al nivel religioso, ¿estamos integrando la ‘Iglesia de los Pobres’ soñada por el papa Juan 23 hace 50 años y confirmada recién por el papa Francisco? ¿Somos los cristianos comunidades misioneras que construimos el Reino como sociedad nueva en los distintos espacios que atraviesa nuestra existencia cotidiana? O, ¿hemos perdido la ternura por la vida, la fraternidad sin frontera -hasta Siria, por ejemplo- y la comunión con la Madre Tierra? Hace falta regresar a la compañía serena y rebelde del Jesús de Nazaret y al ejemplo radical y normativo de las primeras comunidades cristianas. Entonces estaremos saliendo de 30 años de ‘invierno eclesial’.

“¡A vivir de otra manera!” se ha dicho: ¡Bendito sea Dios!