MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

jueves, 23 de mayo de 2013

Así no se hace…

Pedro Pierre 

pedro.pierre@telegrafo.com.ec


La tristeza y la rebeldía me invaden al ver la destrucción de las casas de las gentes del sector de Monte Sinaí. Digo las gentes porque están los traficantes de siempre, están los sinvergüenzas de siempre que ya no tienen necesidad de casa y están los pobres de siempre, sin saber adónde ir. Entonces al meter a todo el mundo en el mismo saco, “pagan los justos por los pecadores”. En su tiempo, Jesús dijo: “Les digo que cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. Entonces, así no se hace.

Y eso lo digo a los traficantes de tierras. Ellos saben muy bien lo que va a pasar: va a haber desalojos. ¡Qué bien! Porque van a poder traficar nuevamente con otras personas; pues lo que les interesa es más dinero para hacer más grandes las casas que tienen por varias partes. Traficantes de gentes pobres: ¡Qué pecado!

Lo digo también para los candidatos. ¿Dónde están los que visitaron Monte Sinaí haciéndoles muchas promesas? ¿Están en el sector y hacen un trabajo con las base? ¿O, no son más que turistas de camisa blanca y buen sueldo mensual y los pobres el trampolín que les permitió llegar a la Asamblea? Ellos deberían saber quién es quién y poder ayudar a tener una casa a los que verdaderamente la necesitan. ¡Vergonzosos politiqueros que vamos a tener que aguantar durante 4 años!

Así no se hace… Lo digo también por los aprovechadores que buscan meterse para sacar una casa que no necesitan… Ecuatorianos indignos que se valen de sus hermanos ecuatorianos pobres y los hunden más en su pobreza y desesperanza. ¡Pobre país que construyen sobre arenas movedizas donde todos nos perdemos un poco más!

Lo digo igualmente por los que lo han dejado todo o más bien que no han dejado nada porque nada más tenían que el campo ajeno y los vecinos. Y se vinieron a la buena de Dios, olvidando que la vida se construye organizadamente y los problemas se resuelven mancomunadamente: “Los pobres desorganizados serán castigados”. Nadie les ha dicho o no han querido saber que “sólo el pueblo salva al pueblo”, pero estando unidos, conscientes, organizados y valientes.

El Dios de los cristianos a quien invoco, es el Dios de los esclavos de Egipto que decidieron liberarse juntos. Sigue buscando nuevos Moisés que conversen con los esclavos de hoy, que se identifiquen con ellos, que les ayuden a organizarse y a luchar. Así reconocerán quiénes son sus explotadores y quiénes son sus verdaderos hermanos y verán el rostro de Dios en sus vidas liberadas.