MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

sábado, 23 de febrero de 2013

DECLARACIÓN SOBRE LA AUTORIDAD EN LA IGLESIA



Muchas son las declaraciones colectivas y los artículos  sobre la actual situación de la Iglesia Católica . Estaremos alerta para ir publicando las principales. A quienes les parezca obsesión eclesiástica les decimos que es para facilitar un movimiento amplio de opinión con voluntad de rodear u ocupar el Cónclave. Podría hacerse con los actuales medios de comunicación. Otros, y en concreto el Opus, estarán desde hace tiempo buscando la estrategia para manejar los 117 votos que decidirán.

160 teólogas y teólogos de todo el mundo redactaron esta Declaración sobre la Autoridad en la Iglesia. Estos días sale al público. Y saldrán otras. Se puede consultar la lista y curriculum de los 160 (varios españoles y españolas). Hay allí posibilidad de añadir la firma a los 2.000 que ya lo han hecho. Esta acción puede ser, junto con otras, algo que incline la balanza de los, por el momento, inevitables electores. Por lo menos hacer difícil que salga rápidamente, como en 2005, la mayoría conservadora de dos tercios. Y que se tenga que pactar uno de consenso. Personalmente creo que conseguir un pasito hoy en la línea de parar la restauración y volver al Vaticano II, que es lo que esta declaración pide, sería bueno para todo el mundo. Y una estrategia, por radical que sea en sus fines, puede empezar por conseguir un Papa abierto a oír voces como esta. AD.

Con ocasión del 50º aniversario del Concilio Vaticano II (1962-1965), invitamos a todos los miembros del Pueblo de Dios, a evaluar la situación de nuestra Iglesia.

Muchos de los temas clave del Vaticano II todavía no han sido implementados, en absoluto, o lo han sido sólo parcialmente. Esto ha sido debido a la resistencia de algunos sectores, pero también a una cierta dosis de ambigüedad que se dejó pasar en algunos de los documentos conciliares.
La principal causa del actual estancamiento radica en su incorrecta interpretación y la mala aplicación en lo que concierne al ejercicio de la autoridad en la Iglesia. Concretamente, los siguientes temas requieren una corrección urgente:

  • La función del papado necesita ser redefinida claramente en la línea de la intención de Cristo. Como supremo pastor, unificador y principal testigo de la fe, el Papa contribuye sustancialmente a la buena salud de la Iglesia universal. Sin embargo, su autoridad no puede oscurecer, disminuir ni suprimir la autoridad auténtica otorgada directamente por Cristo a todos los miembros del Pueblo de Dios.
  • Los obispos son vicarios de Cristo, no vicarios del papa. Tienen una responsabilidad Vinmediata de sus diócesis, y una responsabilidad, compartida con los otros obispos y el papa, respecto a la comunidad de fe mundial.
  • El Sínodo de los obispos debe asumir un papel más decisivo en la planificación y en la orientación del mantenimiento y el crecimiento de la fe dentro de nuestro complejo mundo actual. Para llevar a cabo esta tarea, el sínodo de los obispos necesita ser dotado de unas estructuras apropiadas.
  • El Concilio Vaticano II ordenó que debía haber colegialidad y corresponsabilidad en todos los niveles. Esto no ha sido llevado a cabo. Como estableció el Concilio, los consejos presbiterales y los consejos pastorales, deben involucrar a los creyentes más directamente en las tomas de decisión concernientes con la formulación de la doctrina, la gestión de la pastoral y la evangelización de la sociedad secular.
  • El abuso de nombrar para puestos directivos de la Iglesia a candidatos de una única forma de pensamiento, debe ser erradicado. Se debe establecer nuevas normas, y una supervisión sobre su cumplimiento, para asegurar que las elecciones para tales puestos sean llevadas a cabo de una manera limpia y transparente, y en cuanto sea posible, democrática.
  • La Curia romana requiere una reforma más radical, en la línea de las instrucciones y la visión del Concilio Vaticano II. La Curia debería continuar existiendo por sus útiles servicios administrativos y ejecutivos.
  • La Congregación para la Doctrina de la Fe debe ser asistida por comisiones internacionales de expertos, que han de ser escogidos de forma independiente, sobre la base de su competencia profesional.


Estos no son, ciertamente, todos los cambios necesarios. Somos conscientes de que la puesta en marcha de estas reformas estructurales deberá ser elaborada con detalle, según las posibilidades y limitaciones de las actuales y futuras circunstancias. Sin embargo queremos destacar que estas siete reformas sugeridas son urgentes y que su puesta en marcha debe comenzar inmediatamente.

El ejercicio de la autoridad de nuestra Iglesia debe emular las normas


  • de transparencia,

  • de rendición de cuentas y

  • de democracia que son practicadas en la sociedad moderna.

La autoridad en la Iglesia debe ser percibida

  • como honesta y digna de confianza,

  • inspirada por un espíritu de humildad y de servicio,

  • mostrando preocupación por la gente más que por las reglas y la disciplina,

  • transparentando a un Cristo que nos hace libres, y

  • escuchando al Espíritu de Cristo que habla y actúa a través de cada persona.

(En el portal de Atrio se puede entrar para conocer el nombre los teólogos y teólogas firmantes, y adherirse con la firma a la Declaración).