MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

miércoles, 27 de febrero de 2013

CÓMO INTERPRETAR LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI




Para iluminar ésta casi inédita situación, permítanme describirles una situación hipotética que comparte un buen número de similitudes con el caso que nos ocupa.

Imagínense ustedes que un buen día su papá, pasados unos días después de haber celebrado con toda pompa y sin ninguna señal que presagiara ninguna sorpresa, su cumpleaños número 85, reúne a todos sus hijos, sobrinos y demás familiares y les hace el siguiente discurso:

“queridos hijos y demás familiares, he tomado la decisión de dejar este hogar e irme a una dependencia al fondo de esta construcción, pero sin ninguna responsabilidad como abuelo, ni padre. ¿Papá, qué ha pasado? Se preguntarán ustedes. Bueno, para ser breve les digo: yo ya no me siento con fuerzas para llevar el control de este hogar. No tengo fuerzas para evitar que en esta casa se sucedan escándalos de tipo económico, de tipo administrativo, hasta de tipo sexual y otros más. Aquí hace falta que una persona más llena de energía y juventud asuma la dirección de esta familia. El último día de este mes es la fecha que seleccioné para mi retirada”

Imagínense que en este momento toma la palabra, con mucha timidez, uno de los hijos más jóvenes y le dice:

“papá, tú has vivido casi toda tu vida con nosotros. Para ti, dada tu incumbencia tan directa en toda la dirección de la familia, no creo que esté siendo novedosa ninguna de las situaciones que hoy parecen sorprenderte. Pero lo más grave del caso es que en todas las ocasiones en las cuales te hablábamos dolorosamente de esta descomposición, tú nos has descalificado y has respondido que esas eran críticas motivadas por un “nocivo relativismo” que desconoce las verdades absolutas sobre las que están montadas las bases de nuestra existencia como institución familiar”. “¿Por qué no aprovechaste aquella ocasión tan cercana en la que te homenajeamos tan extraordinariamente, por tu cumpleaños para habernos anunciado tu inconformidad con toda esta situación ?”

Bueno, hasta aquí la alegoría.    

Hace apenas dos domingos, en la ceremonia del Angelus tenida en la plaza de San Pedro el 17 de febrero Benedicto XVI se expresaba en esta forma:

“la Iglesia, que es madre y maestra, llama a todos sus miembros a renovarse en el espíritu, a reorientarse decisivamente hacia Dios, renunciando al orgullo y al egoísmo, para vivir en el amor”

Federico Lombardi, director de la oficina de prensa de la Santa Sede dijo el 11 de febrero que Benedicto había dicho con sus propias palabras:

“entre las circunstancias que motivan mi renuncia están las circunstancias del mundo de hoy… la velocidad con la que se suceden y el número de eventos y problemas y eventos que señalan la necesidad de alguien con más juventud y energía”

Benedicto  había  expresado en el libro “la luz del mundo” escrito por Peter Seewald: 

”cuando el peligro  es  grande uno no puede escapar…en estos momentos uno tiene que estar fuerte. Por esta razón este no podría ser el momento para renunciar…uno puede renunciar en un tiempo de paz , o cuando uno siente que ya no tiene la fuerza para afrontar estos problemas.”

Lo que cualquier inocente cristiano pordría preguntarse es lo siguiente: ¿no conocía suficientemente el entonces cardenal Ratziner el volumen de todos estos problemas que hoy parecen abrumarle? En algunos de los cuales su actuación fue bastante errática.  Es difícil que no los hubiera conocido habiendo sido la mano derecha del Pontífice anterior.

Otra pregunta: ¿la percepción que Ratzinger tenía de sus posibilidades físicas para afrontar estas situaciones serían sustancialmente distintas de las que posee hoy sobre sí mismo? Y otra pregunta más elemental:  ¿hay alguna diferencia sinificativa entre los integrantes del conclave que eligió a Ratziner y los que eligirán al próximo pontífice?  ¿todos los integrantes de este cónclave no pertenecen a la “generación”  que tan cuidadosamente integró Juan Pablo II verificando  milimetricamente su completa afinidad con su “ortodoxia”¿no se podía ya en aquel momento haber elegido a ese personaje deseado con fuerzas, energías, juventud suficiente como para afrontar los problemas que todos conocemos y que hoy tanto acomplejan al Card. Ratziner ?   

Y la conclusion obvia es que con el “affaire” Ratziner o sin él, la situación de nuestra querida Iglesia Católica, no puede menos que considerarse como verdaderamente grave.  Jamás dejará de ser un motivo de inspiración, cuando una situación nos coloca ante problemas que requiren una toma de postura clara y meridiana. El motive de inspiración  negativo es aquella del “avestruz” que prefiere “meter la cabeza bajo la tierra para “no enterarse de los problemas que le amenazan.

Esa actitud del avestruz ha sido la más concurrente en nuestra Iglesia Universal, especialmente nuestra Iglesia venezolana. Las llamadas a la coherencia con el evangelio han recibido tantas respuestas represivas que ya casi ni hay  lugar para la denuncia. La prescindencia ha sido la respuesta más inteligente. Pero allí quedan los problemas que hacen sufrir a tantos venezolanos: el rechazo y repudio sumario hacia los divorciados vueltos a casar, el comercio descarado con las  sacramentos y otras “cosas sagradas”, el desconocimiento del papel de los laicos no clericalosos en la Iglesia, el repudio hipócrita hacia la homosexualidad, la negativa al sacerdocio de las mujeres, las irrupciones infelices de nuestros líderes religiosos  en el mundo de la política., la inercia apostólica y evangelizadora que sufre nuestra Iglesia.

Y muchas cosas más que no parecen preocupar más a nuestros pastores que las  “irregularidades” en las rúbricas litúrgicas.  Y así se educan a nuestros seminaristas y novicios. Buena, la que nos espera…!

MIGUEL MATOS S. J.