MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

sábado, 12 de enero de 2013

La cabeza a la Izquierda, el bolsillo a la Derecha

A Jesús, el compromiso con su propio bautismo le llevó a defender, curar y proteger a los empobrecidos, despreciados, maltratados, oprimidos. Le llevó a denunciar... (P. Faustino Vilabrille).

Lucas 3,15-16 y 21-22

El pueblo estaba en expectación y todos se pregunta­ban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo y no merezco des­atarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fue­go». En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras ora­ba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo «Tú eres mi hijo, el amado, el predilecto».

1.  Bautismo de agua, bautismo de sangre.
Este texto nos narra el bautismo de Jesús que recibe de manos de Juan Bautista en el río Jordán. Es un bautismo de agua, con el que Jesús va a dar comienzo a la proclamación, con sus hechos y sus palabras, del mensaje de liberación integral del hombre. Este compromiso liberador va a conducir a Jesús a un bautismo mucho más contundente; el bautismo de sangre en la cruz del monte Calvario.

2. Campos de golf y sequía de justicia.
Cada ocho segundos se muere un niño de sed en el mundo, menor de 6 años. El agua es un elemento fundamental e imprescindible para la vida. El agua del bautismo de Jesús es el símbolo de la nueva vida que viene a proclamar con su mensaje; "yo he venido para que todos tengan vida y vida en abundancia" (Juan 10,10). Los 10.800 niños que se nos mueren de sed cada día son un crimen de una parte de la humanidad contra la otra, pues el consumo de agua de un campo de Golf equivale al consumo de agua de unas 100.000 personas. En España hay 417 campos de golf, a los que nunca vamos los pobres a jugar. ¿Quiénes van? Esos miles de niños no tienen vida, ni mucho menos en abundancia; ¿quiénes tenemos la culpa? Hay agua de sobra para todos, pero hay una inmensa sequía de justicia y solidaridad en gran parte de la humanidad.

3. Bautismo de compromiso.
Recibir un bautismo de agua sin dar de beber a quien tiene sed, no sirve para nada, porque bautizarse significa decidirse por Jesucristo. Decidirse por todo lo que El hizo y enseñó. La fe sin compromiso es fe muerta (Santiago 2,17). La fe sin justicia, sin solidaridad, sin igualdad, sin compromiso, sin amor, no sirve para nada. ¿Qué sentido tiene bautizar a los niños si los que pedimos el bautismo para ellos no vivimos esta fe?

4. Bautismos de sangre.
A Jesús, el compromiso con su propio bautismo le llevó a defender, curar y proteger a los empobrecidos, despreciados, maltratados, oprimidos. Le llevó a denunciar las injusticias y a los injustos, a desvelar a los opresores políticos y religiosos del pueblo. Esto le condujo a ser perseguido, amenazado de muerte y al final condenado y ajusticiado con la peor pena de muerte que entonces existía: morir crucificado, después de ser flagelado y antes pasar tanta angustia hasta el punto de sudar sangre, acabando clavado a una cruz: fue su bautismo de sangre. Dios le devolvió la vida en total plenitud con la Resurrección.

 Hoy hay bautismos de sangre en quienes son perseguidos y asesinados por defender a los pobres y denunciar a los injustos. Todos recordamos a Oscar Romero, a los Jesuitas de la UCA, a Gerardi, y a tantos miles perdidos en el anonimato del olvido.

5. Los crucificadores de hoy.
Asumir nuestro propio bautismo implica comprometernos a favor de los oprimidos de este mundo, implica denunciar las injusticias y a los injustos, a los causantes de los empobrecedores de los más pobres del Tercer Mundo como las Multinacionales, los grandes bancos, el FMI, el BM, la OMC. Implica denunciar a los causantes de la crisis, de los desahuciados, de los parados, de las injusticias que llevan a los pobres a la cárcel y a los ricos a evadirla. Implica denunciar a los gobiernos que tienen abundancia para los ricos y miseria para los pobres, como pasa con los gobernantes europeos y especialmente ahora en España, porque queremos que haya vida y vida en abundancia para todos, para toda la humanidad, y no solo para unos pocos. Pero, ¿realmente estamos bautizados? ¿Podrá decirnos el Padre como a Jesús; "tu eres mi hijo amado, el predilecto?" ¿En qué estamos comprometidos? ¿De parte de quién estamos? ¿Tal vez tengo la cabeza con los pobres, pero el bolsillo con los ricos? O con otras palabras; ¿tengo la cabeza a la izquierda, pero el bolsillo a la derecha?

Afortunadamente cada vez hay más personas que van abandonando una religiosidad de pacotilla y apariencias, fastos y solemnidades huecas, practicar "la verdad, la justicia y la lealtad" y vivir comprometidas con la dimensión global de la fe, luchando con los hechos y las palabras de su vida por ser coherentes con el mensaje del Gran Profeta de Galilea.

 P. Faustino Vilabrille (Gijón).
Religión Digital (Madrid) - Reflexión y Liberación (Santiago)