MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Teología de la Liberación. Dios libera de abajo arriba



El influjo del prestigio, del poder, del dinero es frecuentemente inconsciente. Este influjo, que roza sutilmente también el ámbito religioso, es la causa común del recelo y hasta de la oposición de algunos a la Teología de la Liberación y a las pequeñas comunidades eclesiales.

1) Pequeñas comunidades eclesiales: En ellas comenzó la Iglesia (Hechos 2, 43-47). En ellas todos pueden conocerse, reflexionar, expresarse, amarse. En la masa solo el pastor. La iglesia es el tejido de estas comunidades; es pueblo de Dios y pastores a su servicio en nombre de Dios. No solo pastores, no solo pueblo. Quienes reducen la Iglesia a pastores miran con recelo a estas comunidades.

2) ¿Cómo libera, cómo salva Dios? Salva de abajo arriba; se sirve de lo pequeño, de lo débil: “Cristo, aún siendo Hijo de Dios… tomó la naturaleza de siervo” (Filipenses 2, 5-7).

Dos peligros confluyen: -El de actuar como si Dios se sirviera del prestigio, del poder humano. -El de rechazar la auténtica Teología de la Liberación, atribuyéndole tesis marxistas:

-Que la vida salvadora de Cristo viene de la base. -Que acepta la violencia.

-Que afirma bastar el cambio de estructuras sin cambio de consciencia. -Que los pobres ya están salvados, solo por ser pobres. -Que por afirmar la participación corresponsable de la comunidad, sin la cual la Iglesia se esteriliza, deja en la sombra a los pastores.

En estos días, tras años de recelos, viene para disiparlos, como luz navideña, un documento, en el que el arzobispo Gerhard Müller, prefecto de Doctrina de la Fe, inmediato colaborador del Papa, con conocimiento inmediato de pueblos indígenas, escribe: “La teología de la Liberación de Gustavo Gutiérrez es ortodoxa, porque es ortopráctica”.

Cito una anécdota, porque viene al caso, concretizando en parte este importante documento: Cuando obispo de Latacunga, invité al hoy difunto nuncio apostólico Luigi Accogli a visitar Zumbagua. Ese mismo día él asistió a una recepción en Quito. Durante la recepción había reflexionado acerca de la inimaginable diferencia entre las personas y el ambiente de esta recepción social y la reunión de esas personas, a las que había encontrado en el páramo. Comprendo –dijo– que Cristo debe ser presentado no solo desde la doctrina, sino también desde la vida.

Jesús no enseñó con definiciones, sino con hechos de vida. La Iglesia en América Latina quiere enseñar como Él, empleando el método Ver, Juzgar, Actuar.

Esta anécdota se ilumina con lo que escribe el prefecto de Doctrina de la Fe. “Cómo se puede hablar de Dios ante el sufrimiento humano de los pobres, que no tienen sustento para sus hijos ni derecho a asistencia médica ni acceso a la educación… marginados, considerados una carga y una amenaza para el estilo de vida de unos pocos ricos”. Marx dice que la religión es opio del pueblo. El prefecto de doctrina observa que “la Teología de la Liberación es la mejor respuesta a la crítica marxista de la religión”; “No hay alternativa entre el bienestar de este mundo, la salvación en el otro”.