MONS. GONZALO LOPEZ M.

MONS. GONZALO LOPEZ M.

martes, 25 de septiembre de 2012

EL MITO DE LA CAVERNA Y CIERTOS SECTORES DE LA IGLESIA

Platón en su libro La República escribió el mito o alegoría de la caverna. El filósofo griego lo contaba así:

En un espacio cavernoso se encuentra un grupo de hombres, prisioneros por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma y que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por detrás aparecen todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que ellos pueden ver.

Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos, ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas. Continúa la narración contando lo que ocurriría si uno de estos hombres fuese liberado y obligado a volverse hacia la luz, contemplando, de este modo, la realidad.

La alegoría acaba al hacer entrar, de nuevo, al antiguo prisionero al interior de la caverna para "liberar" a sus antiguos compañeros de sus cadenas. Cuando este prisionero intenta desatar y hacer subir a sus antiguos compañeros hacia la luz, Platón nos dice que éstos son capaces de matarlo y que lo harán en cuanto tengan la oportunidad.

Prescindiendo de la interpretación metafísica que el filósofo daba a su propia metáfora, creo que podemos aplicarla ahora a un cierto sector de nuestra Iglesia que se encuentra encerrado en una caverna, se ubica de espaldas a la realidad de los tiempos y de los problemas de las personas y no sólo se niegan a liberarse sino que están dispuestos a combatir con todas sus armas a aquellos que no comulgan con sus siniestras y sombrías percepciones.

Están encerrados y no quieren liberarse de sus cadenas, es más, quieren imponerlas a los demás, al resto de la iglesia y de la sociedad, como los fariseos que “cargaban pesados fardos sobre las espaldas de los demás sin ayudar moviendo un solo dedo” (Mateo, 23, 4).  Habitantes de la oscuridad prefieren sus sombras a la luz de Cristo que es Buena Noticia para el pueblo, se enzarzan en sus luchas por el dinero y por un poder vacío de sentido, olvidando que “no se puede servir a Dios y al dinero” (Lucas 16,13)  y que “los publicanos y prostitutas les precederán en el Reino de los Cielos” (Mateo 21,31). Con razón Jesús les llamó “sepulcros blanqueados” (Mateo 23,27).

Casta de censores e inquisidores se creen dueños absolutos de la verdad,  a la que confunden con sus neurastenias y esquizofrenias que harían la felicidad de cualquier psicoanalista,  por la forma como proyectan sus frustraciones y carencias y las compensan con oropeles, ambiciones y otros comportamientos inconfesables.  

Esto es lo que ocurre en un sector de nuestra Iglesia ecuatoriana que, para desgracia de nuestro país, ha copado y sigue acaparando con una voracidad inusitada y sin freno los más altos cargos de la jerarquía eclesial. Ciertamente hablamos de la Logia Sanedrítica que, amparándose en sus amadas sombras siguen urdiendo y poniendo en práctica sus planes siniestros contra SUCUMBIOS, las comunidades, los sacerdotes diocesanos, religiosos/as, los ministerios laicales y las organizaciones populares.

No les pedimos que abandonen su sórdida cueva, si quieren vivir de espaldas al siglo XXI es una opción que les respetamos, aunque no compartamos; es cosa de ellos y de su conciencia, si es que aún la tienen. Pero, por favor, ¡déjennos en paz vivir en la luz que viene de Cristo mismo y el Evangelio!.    

 ¡Qué Dios y la Mamita del Cisne les iluminen!